Lucía Armas Directora de Difusión de las Artes, Ministerio de Cultura y Deportes
Se entiende como espacio escénico al lugar donde se desarrolla un espectáculo o una puesta en escena de alguna disciplina artística, que puede ser en propuestas tradicionales o contemporáneas que ofrecen los artistas del mundo actual, abarcando todas aquellas relaciones entre el espectador y el espectáculo.
El espacio escénico es fundamental para que una puesta en escena se convierta en realidad y adquiera la veracidad y el realce que un creador propone, utilizando técnicas que permiten crear ambientes que transmiten sentimientos y emociones únicas al público. Asimismo, se pretende trasladar o transportar a los asistentes a universos imaginarios y hacerles sentir innumerables sensaciones con situaciones y ambientes específicos.
Es por eso que, donde se desarrolla la acción y se crean los ambientes para contar la historia de una obra, el espacio escénico constituye un elemento fundamental.
Toda obra comienza con una idea y empieza a construirse en el momento en que el creador se para en el espacio escénico para imaginar, explorar y dar cabida a la creatividad. Así comienza a cobrar vida, dando paso a la edificación de mundos creativos e imaginarios.
Si miramos hacia atrás, los edificios teatrales griegos constituyen el principal patrimonio en arquitectura teatral. Se sabe que la evolución comenzó en la antigua Grecia y continuó en Roma, hasta llegar al modelo más evolucionado: el famoso teatro a la italiana, conocido en todos los ámbitos teatrales.
Lugar donde se desarrolla una puesta en escena.
Las diferentes épocas y las propias necesidades de quienes ejercen y hacen uso de los teatros han provocado que los espacios escénicos hayan ido desarrollándose, generando múltiples estudios de acuerdo a las necesidades de los diferentes ciclos de tiempo que marcan cambios sustanciales, siendo los mismos artistas los que han evidenciado y buscado nuevas maneras de utilizar el espacio escénico.
En ese sentido, es preciso mencionar a tres grandes teóricos del siglo XX que observaron que los espacios escénicos debían tener otras formas y dimensiones para impactar a los espectadores: Adolphe Appia, Edward Gordon Craig y V.E. Meyerhold.
Considerados los grandes precursores del pensamiento escénico del siglo XX, dejaron aportes muy significativos para la línea expresiva. La contribución de Appia consistió en su visión de las tres dimensiones en el escenario: anchura, profundidad y altura.
También se percató de que la iluminación producía grandes efectos en las escenas y, apoyado por la luz eléctrica, realzó y potenció cada escena, lo que se consideró una gran innovación creativa. Además, otorgó gran importancia a la figura humana. Mientras que, la visión de Gordon Creig era la de una totalidad; una creación artística unitaria.
Creig visualizó el espacio escénico desde adentro. Sus ideas se complementaron con las de Appia, y se enfrentó al reto de llenar la escena con imaginación y creatividad, volviéndola dinámica al dar sentido a cada elementos.
Por su parte, Meyerhold complementó las ideas de Appia y Gordon Craig en el sentido de abandonar el realismo y producir nuevas líneas estéticas. Consideraba que el espacio debía ser diseñado para que el espectador disfrutara de una experiencia única y sublime.