Fernando Wilson
Facultad de Artes Liberales
En circunstancias normales esto no tendría nada de malo y permitiría relevar liderazgos, pero, en una escena como la actual, cualquier desorden solo abre nuevos flancos ante un Trump desbocado después del atentado en Pensilvania.
Un segundo elemento a tener en consideración en estas semanas es el carácter de la precandidata. Kamala Harris tiene fama de ser una polemista brillante, recordemos su pasado como fiscal general de California, aunque de carácter encendido.
Es algo que hoy muchos celebran, considerando que los dichos de Trump se verán disputados punto a punto, y que la propia vicepresidenta dice estar dispuesta a detener las actitudes de trampa y sinvergüenzura de su contrincante.
Pero Harris no puede arriesgarse a ensuciar todo el proceso electoral con una contienda demasiado impugnadora, pues Trump no se medirá en sus respuestas.
Pero Harris no puede arriesgarse a ensuciar todo el proceso electoral con una contienda demasiado impugnadora, pues Trump no se medirá en sus respuestas (ya la trató de deshonesta por supuestamente encubrir una incapacidad mental en Biden, y hasta la ha calificado como crazy y nuts por su risa, que a veces es intensa). Si este termina siendo el camino elegido por ambos candidatos, tendremos una campaña bastante ruda.
El actual panorama de la campaña presidencial estadounidense muestra problemas graves de polarización del sistema institucional federal norteamericano, pero también de puerilización y vulgaridad de parte de diversos grupos antidemocráticos que amenazan el orden completo (con falacias como aquellas que difunden la idea de que las elecciones solo favorecen “a los privilegiados de siempre”).
El compañero de Donald Trump en la papeleta, el joven republicano J.D. Vance, es alguien de inobjetables credenciales de clase media-baja, y representa una historia de superación personal sencillamente impresionante, que incluso se convirtió en libro y luego serie de alto ráting.
Con ello, tenemos que el nicho de los sectores medios populares está siendo enfrentado de mucho mejor manera hasta ahora por los republicanos, y entonces el adversario de los demócratas, ya no es solo Trump, sino una oferta de elementos más compleja.
Kamala Harris repite el retrato de privilegio de Barack Obama: mestiza hija de profesores de universidades de élite.
Es por esto que la selección de un segundo nombre para la candidatura demócrata sigue siendo una tarea desafiante, y que debe pensarse lo más rápidamente posible. Opciones hay; pero tiempo, no.