Gerardo Castillo Ceballos
Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra
El crecimiento progresivo de las rupturas conyugales en muchos países está relacionado con la desvalorización de este concepto.
En España, casi el 50 por ciento de las uniones matrimoniales acaba en ruptura, según el último Informe del Observatorio Democrático CEU. El actual crecimiento progresivo de las rupturas conyugales en muchos países está relacionado con la desvalorización del amor en la época actual.
El sociólogo polaco Zygmunt Bauman es el creador del concepto ‘amor líquido’ que se basa en vínculos sentimentales frágiles desarrollados en la posmodernidad. Es un amor superficial con lazos que se diluyen como un líquido que se escapa entre los dedos hasta desaparecer.
Vivimos en una sociedad cada vez más impersonal, individualista y utilitarista.
Vivimos en una sociedad cada vez más impersonal, individualista y utilitarista, que huye del compromiso, generando así inteligencias desamoradas y analfabetos del amor. Lo que parece amor a veces es desamor disfrazado y en él hay una autoafirmación egoísta que incapacita para dar y darse. La persona necesita ser amada en sí misma y por sí misma, y no por el placer o la utilidad que pueda proporcionar.
Algunos estudios recientes sobre las causas de las crisis conyugales coinciden en que las más comunes son tres: casarse con un amor reducido al deseo, inmadurez para la vida conyugal y falta de comunicación.
El amor verdadero no es un deseo sensible aislado, sino una elección libre que procede de la inteligencia y de la voluntad. Sin embargo, muchos jóvenes de ahora se casan sin saber qué es el matrimonio y cuáles son los compromisos y deberes que conlleva; supeditan la entrega al otro a sus propios estados de ánimo y a los deseos de cada momento; padecen incapacidad para deberse al otro; pretenden que el otro asuma en exclusiva responsabilidades que son comunes, como, por ejemplo, la educación de los hijos.
La ausencia de diálogo daña seriamente la comunicación conyugal. Si es habitual, condena a los dos cónyuges a la soledad. El diálogo conlleva un intercambio de información o de opinión y requiere comprensión empática. Esa empatía emocional es la capacidad de identificarse con los sentimientos de otra persona, a diferencia de la empatía cognitiva, que se refiere a la capacidad de entender al otro sin necesidad de una conexión emocional. Las dos son necesarias en la relación conyugal.
Continuará…