Jorge Noval Pato
Profesor de la Facultad de Derecho y director del curso enfocado de Sostenibilidad para Consejeros
Solo cuando los consejeros comprendan directamente el problema, reconozcan su responsabilidad y asuman personalmente este desafío como propio, en lugar de depender únicamente del buen hacer de los directores de sostenibilidad, se podrá confiar plenamente en la autenticidad y efectividad de este proceso de cambio.
Para que dicha formación responda adecuadamente a las necesidades de los consejeros, es esencial que incluya tres ingredientes fundamentales. En primer lugar, los conocimientos en management son imprescindibles.
Si los consejeros desean hacerse cargo de cómo pueden gestionar la empresa de manera diferente, integrando la perspectiva sostenible, es crucial proporcionarles herramientas que les permitan gobernar eficazmente los riesgos y oportunidades inherentes a este desafío global.
Además, deberán conocer los mecanismos que les permitan incorporar esta perspectiva novedosa y compleja en sus decisiones, de modo que no sea un aspecto marginal, sino un elemento vertebrador de la estrategia empresarial. Asimismo, se les deben ofrecer directrices sobre los objetivos e incentivos que pueden establecer, así como sobre los indicadores útiles para supervisar y evaluar el cumplimiento de dichas metas.
No obstante, ese enfoque puramente instrumental, aunque esencial, tendrá escaso poder transformador si no va acompañado de un segundo componente: un conocimiento basado en evidencias y datos científicos sobre la magnitud del problema y las razones que justifican su implicación.
Deberán conocer los mecanismos que les permitan incorporar esta perspectiva novedosa y compleja en sus decisiones.
De poco servirá saber el ‘cómo’ si se desconoce y no se asimila el ‘por qué’. Por ello, es fundamental recurrir a la ayuda de biólogos, ingenieros y economistas que puedan mostrar con claridad y fiabilidad las causas del cambio climático, el alcance de sus efectos y las posibles soluciones técnicas que se pueden adoptar para minimizar este riesgo.
En este contexto suele resultar particularmente ilustrativo la simulación de hipotéticos escenarios que evidencien las posibles consecuencias del cambio climático en el modelo de negocio y en el rendimiento financiero.
Por último, los consejeros deben contar con un conocimiento básico de un tercer aspecto: el marco normativo. En los últimos años, ha habido un aluvión de normas relacionadas con la sostenibilidad y la protección del medio ambiente, que tienen repercusiones directas en las competencias y funciones del consejo de administración.
Estas incluyen, entre otras, obligaciones adicionales de información, verificación e implantación de procesos de debida diligencia en la cadena de suministro. Además, se está produciendo un incremento exponencial y acelerado de la litigación en torno al cambio climático, con un aumento de demandas que reclaman indemnizaciones por la inacción en la lucha contra este problema.
Por ello, es de particular interés que los consejeros se adentren en esta perspectiva jurídica. No tanto para estudiar en detalle cada una de las normas que conforman este amplio y complejo entramado legal, sino para que comprendan el margen de libertad del que disponen al cumplir sus deberes fiduciarios frente a los accionistas.