Juan Pablo Sims
Investigador del Centro de Estudios de Relaciones Internacionales
La reciente discusión sobre el voto obligatorio en Chile ha suscitado un intenso debate sobre la participación ciudadana y la calidad de nuestra democracia. En este contexto, es crucial recordar una verdad fundamental: las reglas importan, las instituciones importan y, dependiendo de cómo estén diseñadas, los resultados pueden variar significativamente.
El marco normativo que rige nuestras elecciones no es un mero detalle técnico, sino un factor determinante que puede influir en el comportamiento de los votantes, la representatividad de los resultados y, en última instancia, la legitimidad del sistema democrático. Tomemos como ejemplo dos países que sostuvieron elecciones recientemente, Francia y Reino Unido.
Tomemos como ejemplo dos países que sostuvieron elecciones recientemente, Francia y Reino Unido.
El sistema francés fue construido tras el fracaso de la Cuarta República, que duró desde 1946 hasta 1958. Durante esos 12 años, Francia tuvo 26 gobiernos, dos de los cuales estuvieron en el poder solo dos días.
En contraste, la Quinta República, creada por Charles de Gaulle en 1958, fue diseñada para proporcionar mayor estabilidad gracias a un nuevo sistema electoral y, hasta ahora, ha funcionado según lo esperado. En ese sentido, la elección recién pasada tuvo como resultado una Asamblea Nacional dividida, lo que es indudablemente un resultado subóptimo.
No obstante, de igual forma, el sistema electoral funcionó según lo proyectado, dado que permitió la generación de alianzas para bloquear a los extremos. El partido de Le Pen, que se proyectaba obtendría una mayoría absoluta o relativa, terminó en tercer lugar, a pesar de haber sido el bloque más votado con un 37 por ciento del voto, algo así como 10 millones de preferencias.
Al otro lado del Canal de la Mancha, los laboristas obtuvieron una mayoría parlamentaria arrolladora, alcanzando un histórico umbral de 411 escaños. Sin embargo, dicho partido solamente alcanzó el 33.7 por ciento de las preferencias, un poco menos de 10 millones de votos, lo que representa una pérdida de cerca de 500 mil votos respecto a la elección de 2019, donde solamente alcanzaron 211 escaños.
El contraste entre Francia y Reino Unido demuestra cómo diferentes sistemas electorales pueden producir resultados drásticamente distintos con una cantidad similar de votos.
Continuará…