Daniel Dols Bruno
Revista Nuestro Tiempo
En 2019 se presentaron con un manojo de temas inéditos al Big Up!, un evento celebrado en Murcia donde se dan cita jóvenes promesas y agentes de la industria. Salieron con un contrato con Sony y Son Buenos, bajo el brazo, que en 2020 se transformó en su primer EP: El tiempo y la actitud.
Con aquellas cinco canciones apenas hicieron diez conciertos. Fue la publicación de La noche, su primer largo, lo que les trajo el, sí quiero, de crítica y público. También, uno de sus temas más queridos: Exoplaneta, la canción de amor que cierra el disco y que sucede en su Cartagena natal. El álbum les llevó a dar 86 conciertos por las salas de todo el país.
Suena una base donde se escuchan alarmas y las espuelas de un vaquero. Entonces aparecen los integrantes de la banda y empiezan a tocar.
Su experiencia mientras giraban con La noche fue dando forma al concepto de su segundo álbum, una road movie que juega con la vida en la carretera. Los perros es el primer tema de Cowboys de la A3. También, con el que arrancan los conciertos de esta gira. Suena una base donde se escuchan alarmas y las espuelas de un vaquero.
Entonces aparecen los integrantes de la banda y empiezan a tocar. El último en salir es Antonio. Guitarra eléctrica en mano, avanza con paso firme hacia el micrófono. Cuando la música se detiene, el público,calla para escucharle dar la orden: “Soltad a los perros porque me he escapado”. Después, la explosión.
Este trabajo habla, con un ritmo rotundo, del movimiento inherente a la búsqueda, de lo que se encuentra y lo que se deja atrás: es el caso de Qué vida tan dura, que cuenta las dificultades de vivir de la música, o Cowboys de la A3, una mirada nostálgica a lo que dejaron en Cartagena, a donde se llega desde Madrid por la A3, por vivir su sueño.
Copilotos es la única balada del disco, un respiro antes de entrar en la parte más directa con Escorpio y Sagitario, Besos y animales o Todos mis amigos están tristes. El último tema y final del viaje es también el tema de su generación: encontrar una salida para tanto dolor, atreverse a querer, a que duela el pecho de amor, preferir una caricia en el pelo y una noche en el espigón antes que a los dioses modernos.
Y gritarlo, gritarlo fuerte, que ahí está La salvación. Si el jurado de los Ondas destacaba que el signo de los tiempos son los géneros urbanos, salvar el rock implica llevarnos al mar por la A3 para recordarnos que ningún bloque de hormigón puede competir con la belleza del horizonte.
En una entrevista antes de estrenar La noche, afirmaban que nunca concibieron Arde Bogotá como un entretenimiento: “Siempre hemos sabido que conlleva una responsabilidad querer que la banda funcione”.