Gema Pérez Herrera
Revista Nuestro Tiempo
No se puede comprender la creación sin conocer a su creadora. Gerwig nació en Sacramento, capital del estado de California, el 4 de agosto de 1983.
Sus padres le proporcionaron una gran formación cultural y cristiana, se educó en un colegio religioso y, tras conocer Nueva York, quiso estudiar donde veía bullir la cultura. En parte, esta historia la recogió en su ópera prima, Lady Bird (2017): una joven rebelde de Sacramento que quiere empezar a ser alguien trasladándose a la Gran Manzana, “como si mi vida no hubiese empezado ya antes”, reflexionará Gerwig un año después, en un artículo en The New York Times, publicado en 2018 En el Barnard College de Columbia estudió Lengua Inglesa y Filosofía.
En esa etapa entró en contacto con grupos de teatro y descubrió en profundidad el cine. Estas vivencias la llevaron a intuir su lugar en el mundo: ella también quería contar historias y estar entre quienes las crean. Reconoce que su gran suerte fue integrarse en un grupo de gente joven que empezaba a hacer cosas desde la producción independiente, lo indie.
Reconoce que su gran suerte fue integrarse en un grupo de gente joven que empezaba a hacer cosas desde la producción independiente, lo indie.
Pasó a formar parte del círculo de Joe Swanberg, un cineasta cercano al movimiento mumblecore, un subgénero que se caracterizaba por filmar con bajo presupuesto historias de juventud. Greta Gerwig rodó con él sus primeras películas y empezó a sondear las inquietudes de la generación a la que pertenece.
Pronto Greta se convirtió en un referente por su interpretación desenfadada y alegre, su naturalidad ante la cámara y, sobre todo, por su habilidad para indagar en lo existencial a través de situaciones de la vida
corriente.
En 2010, Greta conoció al cineasta Noah Baumbach, con quien rodó Greenberg, una historia sobre la crisis vital de un hombre de mediana edad. Al año siguiente comenzaron a salir. Noah Baumbach es, en este caso, un gran hombre que se esconde tras una gran mujer, y ha tenido un papel clave en la evolución estilística e intelectual de Greta.
Se le conoce como “el Woody Allen de la nueva generación”, porque retrata las contradicciones existenciales de las clases altas americanas. Pero Baumbach, que también se ha movido por los circuitos indies, se adentra con más precisión en la cultura actual y en las tesituras de la juventud
contemporánea. Frances Ha (2012) se ha convertido en un ícono de la generación millennial.
Continuará…