Ana Zabalza
Profesora de Historia Moderna
Felipe V acudió a la ciudad acompañado por su primera esposa, María Luisa Gabriela de Saboya, quien se encontraba enferma; al parecer, alguien de su entorno había aconsejado al rey los aires de la ciudad del Alhama y los productos de su huerta como beneficiosos para sanar a María Luisa: quizá fuera el propio Goyeneche. Lo cierto es que la familia real se estableció durante varios meses en Corella, acompañados por la corte. Fue por esta circunstancia por la que el palacio de los Sesma se vio adornado por una cadena que le da nombre y recuerda la estancia regia.
Agustín de Sesma y Josefa Escudero fueron padres de una familia muy numerosa: nueve de sus hijos llegaron a edad adulta, seis hombres y tres mujeres.
Dada la amplitud de los negocios que con toda puntualidad llevaba desde sus oficinas y que le conectaban con distintas plazas europeas y americanas, Sesma formó en ellas a cuatro de sus hijos varones, Agustín, José, Felipe y Luis.
La producción hispana fue siempre escasa, porque la planta ocupaba tierras que podían dedicarse a otros cultivos muy rentables, mientras que la única interesada en comprar cáñamo era la Corona, mala pagadora.
El segundo, Zenón Bernardo, estudió Cánones y Leyes en la Universidad de Valladolid, quizá con el propósito de que siguiera carrera eclesiástica, pero tras su formación pasó al servicio de la reina Mariana de Neoburgo, viuda de Carlos II, quien había apoyado al archiduque Carlos en la guerra de Sucesión y, tras la victoria borbónica, hubo de afincarse en Bayona. Este dato apunta de nuevo a la proximidad a Goyeneche, pues el baztanés era tesorero de la reina viuda.
El asentamiento en Bayona resultó muy favorable para los intereses de Goyeneche y sus socios, pues pudieron compaginar el servicio a Mariana con sus actividades comerciales, ya que como hemos visto por el puerto de esa ciudad francesa entraban y salían las mercancías con las que comerciaban los navarros. Zenón de Sesma acompañó a Mariana de Neoburgo cuando finalmente pudo regresar a España, en 1739, poco antes de su muerte. Al producirse esta, Zenón entró al servicio del infante don Felipe, hijo de Felipe V, a quien acompañó durante varios años en Italia.
Un aspecto destacable de la familia Sesma es su relación con la Armada: llama la atención la dedicación al mar de varios descendientes de Agustín de Sesma, pues no cabría esperarlo de quien procede de una ciudad de interior.
Quizá la clave de esta vinculación radica en que el valle del Alhama está bien dotado para el cultivo de un producto estratégico para la Armada: el cáñamo. Debe tenerse en cuenta que aproximadamente el 20 por ciento del peso de un barco de guerra del XVIII era cáñamo: velas y cuerdas, e incluso las mechas de las armas, estaban fabricadas con este producto, que ofrecía unas cualidades inigualables en el mar.
La producción hispana fue siempre escasa, porque la planta ocupaba tierras que podían dedicarse a otros cultivos muy rentables, mientras que la única interesada en comprar cáñamo era la Corona, mala pagadora.
El cultivo tenía que ser subvencionado, pero incluso así fue siempre insuficiente. Cabe pensar que los Sesma entraron en contacto con la Armada en calidad de proveedores de cáñamo; lo cierto es que entre 1730 y los primeros años del XIX, 11 hijos, nietos y bisnietos de Agustín de Sesma fueron cadetes en la Real Academia de Guardias Marinas de Cádiz; algunos destacaron de manera especial, como Baltasar de Sesma y Zailorda, nieto de Agustín, que llegó a ser jefe de escuadra en 1794. El ciclo bélico iniciado con la guerra contra la Convención y el desastre de Trafalgar terminarían con estas carreras.