Gonzalo Andrés Serrano
Facultad de Artes Liberales
Las páginas de El Mercurio de Valparaíso, registraron el recibimiento con tres balas de salva que tuvieron al momento de su arribo al puerto el 16 de octubre de 1840. Varias lanchas, decía el diario, salieron a su encuentro, muchas de ellas llenas de curiosos que querían ver de cerca a esos buques que se movían sin remos ni velas. Era tan inédito este invento, que el gobernador de Cobija confundió el humo y emitió un parte informando que había visto un buque quemándose y que mandó en su ayuda a unos remeros, pero que fue imposible alcanzarlos. Terminaba la nota encomendando a Dios a las “víctimas”.
La República de Buenos Aires, destacó: “Vimos por la primera vez al señor Wheelwright en Valparaíso el día que entraron a aquel puerto en medio del asombro y entusiasmo de 4 mil almas que desde la cúspide de los cerros, que circundaban la bahía, hasta el borde de la plaza, presenciaban la entrada de los primeros dos vapores (…) El señor Wheelwright, desde la toldilla del vapor Chile, saludaba, sombrero en mano, a aquella delirante concurrencia”
A Wheelwright nada le resultó fácil, pero tampoco imposible.
La empresa del estadounidense no solo implicó conseguir los recursos, sino además los permisos, concesiones, traer lo busques y, después, obtener carbón para abastecerlos y generar un circuito en torno a ellos. Todo esto, sin un peso del Estado.
Digo esto a propósito de que el gobierno ha sido noticia por cientos de proyectos que están detenidos por falta de permisos que impiden la acción de los privados y que mantiene congelada la inversión de millones de dólares. A Wheelwright nada le resultó fácil, pero tampoco imposible. Luego de los vapores, vino el carbón, los ferrocarriles, la electricidad, etc.
Sería interesante hacer el ejercicio de cuánto se habría demorado el estadounidense en llevar a cabo su empresa en el Chile del siglo XXI. Un emprendimiento que no solo lo favoreció a él, sino a miles de personas que se beneficiaron con sus éxitos, tal como quedó demostrado al revisar su historia y el desarrollo de Valparaíso en el siglo XIX.