Saulo De León Durán
Superintendente de Bancos
En los últimos años, la actividad económica se ha ido apoyando cada vez más en la digitalización, tal es el caso del comercio electrónico, el cual ha crecido rápidamente, junto a las redes sociales, el teletrabajo y el entretenimiento digital, así como otros modelos de negocios en línea. El sistema financiero tampoco ha estado exento de esas tendencias.
El desarrollo y creciente uso de medios digitales de pagos, la incursión de las compañías Bigtech y Fintech, la aparición de nuevos activos financieros como los criptoactivos, las criptomonedas estables (stablecoins) y la tokenización de los activos, han empujado a los bancos a repensar y volver a diseñar sus servicios tradicionales.
La transformación digital del sistema financiero ha obligado al sistema de banca central a afrontar nuevos desafíos y riesgos relacionados con la ciberseguridad, el lavado de dinero, el robo de datos y el fraude electrónico, entre otros.
La transformación digital del sistema financiero ha obligado a la banca central a afrontar nuevos desafíos y riesgos.
En ese contexto, la Superintendencia de Bancos con el apoyo de la Junta Monetaria ha avanzado en la modernización y fortalecimiento de los mecanismos de supervisión, actualizando varios reglamentos relativos a los riesgos que enfrentan las instituciones bancarias como el tecnológico y de crédito.
Asimismo, ha ampliado el perímetro de supervisión, y la cantidad y calidad de la información requerida de las entidades bajo su vigilancia y supervisión.
En materia de banca central, en los países de economías avanzadas se ha observado una rápida disminución del uso del efectivo como consecuencia del creciente uso de medios de pagos digitales, lo que conlleva no solo los riesgos de fraude, sino que dificulta la realización de la política monetaria.
Algunos bancos centrales se encuentran analizando la emisión de versiones digitales de sus monedas, las cuales circularían junto con los billetes y monedas que han emitido tradicionalmente.
Dichas monedas digitales podrían ser utilizadas al menudeo, o únicamente para transacciones mayores, de acuerdo con los diversos modelos considerados.
De acuerdo con el Atlantic Council, un centro de pensamiento con sede en Washington D.C. en Estados Unidos de América, a finales de 2023 un total de 130 países que de forma conjunta representaban el 98 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial se encontraban explorando el uso de Monedas Digitales de Bancos Centrales (CBDC, por sus siglas en inglés).
En 64 de ellos el proceso se encontraba en una fase avanzada. Una de las regiones más avanzadas es Europa, en donde el Banco Central Europeo, uno de los bancos centrales más grandes del mundo, luego de dos años de investigación anunció que, a partir de noviembre de 2023, pasaría a la fase de preparación de un euro digital.
Este sería una forma digital del efectivo que no requeriría estar en línea, contaría con altos niveles de seguridad y permitiría realizar pagos de forma inmediata.Una encuesta del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), realizada en 2023 encontró que dos docenas de bancos centrales, entre economías emergentes y avanzadas, tendrían monedas digitales en circulación a finales de la presente década.