En momentos en los que la seguridad es tema crítico en nuestras ciudades, las soluciones van desde
reforzar a las policías, el endurecimiento de condenas hasta la limpieza y pintura de
fachadas.
La teoría de las ventanas rotas sostenida por Wilson y Kelling en los ’80 devela la relevancia de la dimensión estética y espacial en los espacios públicos.
En muchos casos ello distingue un lugar grato y confiable para transitar, de uno que evitaremos a toda costa.
En este contexto surge una nueva generación de espacios urbanos que podrían resolver parte de estos desafíos: los denominados Hubs urbanos.
El término inglés Hub puede entenderse como centro logístico, punto de conexión o nodo.
En el caso de los Hubs urbanos, se trata de centros de innovación o laboratorios ciudadanos.
Una especie de co-work popular que ha emergido como una herramienta poderosa a nivel global para llevar la transformación digital y la reconversión laboral al interior de los barrios.
Se trata de lugares físicos y digitales que proporcionan espacios, infraestructuras,
servicios y apoyo para la creación de redes en un contexto de intereses comunes (la tecnología, el barrio, la cultura, el diseño, etcétera).
En un sentido público, los Hubs desempeñan un rol estratégico en el desarrollo de políticas públicas que fomentan el emprendimiento y la innovación, y actúan como mediadores entre el Estado, la academia y el sector privado, integrando las necesidades locales y las políticas en una escala micro (barrial-comunal) y potencialmente en una escala macro (regional-nacional).
Continuará…