Se sumaron duras críticas de parte de los gobernadores de provincias, quienes comenzaron a recibir menos dinero del gobierno nacional y se vieron, por ende, necesitados de un fuerte ajuste.
Pese a todo esto, la administración en Casa Rosada no cedió.
De esta forma, Milei logró cerrar enero y febrero con superávit fiscal, lo que no se había logrado en Argentina en más de una década.
La inflación, por otra parte, empezó a ceder.
El economista asumió en diciembre de 2023 con una inflación mensual de 25.5 por ciento, que para enero bajó a 20.6 y consiguió llegar en febrero al 13.2 por ciento.
Ello se vio acompañado de una disminución considerable del “riesgo país”.
Queda por ver si acaso estos índices alentadores se traducirán en una reducción de la pobreza y el desempleo (las estadísticas oficiales al respecto se difunden de manera trimestral).
En cualquier caso, parece evidente que un ajuste tan profundo acarreará costos sociales, con la expectativa de que a mediano y largo plazo la situación repunte.
Por el momento, la situación social es tensa, con un pueblo que, en mayor o menor medida, sufre en su vida cotidiana las consecuencias de este ajuste.
La tercera estrategia, el megadecreto “de necesidad y urgencia”, por el momento funciona.
En Argentina, este tipo de decretos deben ser tratados por la llamada Comisión Bicameral Permanente, conformada por un grupo de diputados y de senadores.
Para rechazar el decreto, es necesario obtener mayoría en ambos grupos. Los senadores ya lo rechazaron, dando diferentes argumentos: desde su inconstitucionalidad (por considerar que no hay situación de necesidad y urgencia) hasta su oposición a medidas concretas, como la desregulación del mercado de las empresas de medicina prepagas.
Ahora, se espera la decisión de los diputados.
Por último, la cuarta estrategia, sobre un ambicioso y multifuncional proyecto de ley, resulta hasta ahora fallida.
Los legisladores de la oposición propusieron reformas que, según Milei, atacaban partes esenciales de la ley (como el otorgamiento al presidente de facultades legislativas).
En particular, Milei ha acusado a los legisladores opositores de no querer renunciar a sus privilegios.
El Gobierno decidió retirar el proyecto y presentar una nueva versión, pero sin ceder demasiado.
Lo que tiene desconcertada a la oposición es que, por ahora, los votantes de Milei parecen seguir comprometidos con su proyecto y resistiendo el ajuste.
¿Cambio cultural? Aún no lo sabemos.