PABLO SANCHÉZ-OSTIS
Vicerrector de Profesorado
La vida académica consiste en ser “transformador del mundo”.
Así definía María Iraburu, rectora de la Universidad, el fin último del profesor universitario.
Algunos hablan de la “mejor profesión del mundo” y Jaime Nubiola, maestro de maestros en la Facultad de Filosofía y Letras, recién jubilado, decía que el buen profesor es el que sabe sacar lo mejor de cada estudiante: el que es capaz de “pedir peras al olmo”.
En noviembre, el profesor Rodríguez Ibabe de la Escuela de Ingeniería, se refería a la vida del profesor universitario como la ascensión a una cumbre.
El valor de un buen profesor durante la etapa universitaria es algo indudable.
Independientemente de cómo se explique, el valor de un buen profesor durante la etapa universitaria es algo indudable.
Sobre todo, porque es una experiencia siempre compartida.
Todos tenemos en la cabeza la figura de ese profesor o esa profesora que cambió nuestra visión de las cosas, que nos dio un enfoque distinto y, sobre todo, que nos hizo querer saber más y más.
Hoy en día, en un mundo plagado de respuestas rápidas, parece que la universidad -o más bien, la profesión universitaria ha perdido frescura.
Pero no creo que sea así.
La carrera académica ofrece desafíos apasionantes y fundamentales en la sociedad actual.
Siempre en vanguardia.
La universidad viaja con las maletas llenas del saber recogido durante siglos, en un vuelo constantemente nuevo.
La innovación es, por definición, universitaria.
En la vida académica, no hay espacio para “el siempre se ha hecho así”. Cada generación de estudiantes trae algo nuevo.
Y los problemas de nuestra sociedad nos ofrecen continuos retos.
ADN internacional.
Redes de colegas en todos los rincones del mundo con un interés común.
Ese detalle que mejora una ley…, esa leve modificación en una partícula que podría significar el gran cambio en la Medicina…, esa intuición que puede resolver un gran problema global… Profesores de otras culturas, con distintas tradiciones pero que comparten la misma esencia: ser universitarios, buscar la verdad.