Ricardo Fernández Gracia
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro
La fama literaria de Alberto Pelairea (1878-1939) había llegado a comienzos de 1924 a una verdadera cima en Navarra.
En 1918, había obtenido una gran distinción en los Juegos Florales, con motivo del primer centenario del nacimiento de Navarro Villoslada, por su poema titulado Navarra y, en 1922, su letra fue premiada junto a la partitura de Joaquín Larregla para el Himno de Navarra a san Francisco Javier. A esas causas generales, se unían otras más particulares, en el caso de Tudela.
La madre del poeta -Rita Garbayo- era tudelana y él mismo pasó el periodo de primera y segunda enseñanza en la capital de la Ribera. Respecto a su padre, Calixto Pelairea, se viene repitiendo que era roncalés, algo que hay que matizar, ya que también nació en Tudela en 1841, siendo bautizado el 12 de marzo de dicho año como hijo de Julián Pelairea y Martina Zunzarren.
En Tudela también se había estrenado, en 1923, en la Escuela Dominical, el juguete cómico titulado El duende negro.
Los abuelos de Alberto, adquirieron en 1839 la casa que, con el nombre de Posada Pelairea, se convertiría más tarde en el Hotel Remigio. La ascendencia de Calixto, el padre de Alberto era, efectivamente, roncalesa, ya que era hijo de Julián, natural de Vidángoz y nieto de Pascual, nacido en la cercana localidad de Ustés.
En su vida profesional, recuerda Pablo Guijarro, que Calixto Pelairea y Zunzarren solicitó, en 1869, una vacante de profesor en la Escuela de Dibujo de Tudela, argumentando a su favor su naturaleza tudelana y haber trabajado como delineante en Madrid y en la Dirección de Obras Públicas de la provincia de Navarra, además de haber obtenido el primer puesto en la oposición a profesor de dibujo en la Escuela de la Sociedad Económica de León.
Pese a su renuncia a la oposición, se trasladó a Tudela más tarde, como muestra su participación en la comisión organizadora de una procesión con Santa Clara, en octubre de 1885, con motivo de fin del cólera en la ciudad. Dejando su genealogía, hay que señalar que Alberto Pelairea había escrito para el año 1924 algunas obras literarias, tanto en prosa como en poesía, centradas en la capital de la Ribera. Algunas de ellas se pensaron en aras a obtener beneficios para las Siervas de María, instituto religioso en el que ingresó su parienta sor Isabel Pelairea Fuertes (Vidángoz, 1909 – Milán, 1990).
Entre la producción tudelana anterior a enero de 1924, fecha del homenaje del Ayuntamiento, a la que nos hemos referido, destacaremos el poema dedicado a Joaquín Gaztambide, en 1920, con motivo del traslado de sus restos mortales a Tudela, así como un poema a Santa Ana (1922).
En cuanto a obras teatrales citaremos el juguete cómico La boda del Volatín (1921), y la zarzuela La hija del santero (1924) a la que pusieron música Tomás Jiménez y posteriormente José María Viscasillas. En Tudela también se había estrenado, en 1923, en la Escuela Dominical, el juguete cómico titulado El duende negro.
Precisamente, la interpretación de un par de sus obras, a beneficio de las Siervas de María, fue la causa del homenaje del consistorio tudelano por su altruismo, al igual que había ocurrido un par de años antes en Fitero, al nombrarle hijo adoptivo por causas inmediatas similares, con la recaudación de fondos para enviar a los soldados de la localidad que estaban en África.