António Guterres
Secretario General de las Naciones Unidas
El 4 de febrero celebramos el Día Internacional de la Fraternidad Humana, resaltamos el espíritu de respeto y solidaridad mutuos que nos une en una sola familia humana. Hoy en día, estos valores están siendo sometidos a duras pruebas.
Nuestro mundo se ve menoscabado por las divisiones, los conflictos y las desigualdades, y la discriminación se extiende sin freno. Debemos unirnos a fin de proteger y respetar los derechos humanos, combatir el discurso de odio y el extremismo violento y hacer frente a quienes sacan rédito del miedo.
Podemos inspirarnos en la declaración La fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia, firmada conjuntamente por su Santidad el Papa Francisco y su eminencia el Gran Imán de Al-Azhar, Jeque Ahmad al-Tayyib, para trabajar por un mundo en el que prevalezcan el diálogo, la compasión y la dignidad humana.
Reafirmemos nuestro compromiso de superar las diferencias y fomentar el entendimiento religioso y la cooperación entre personas de todas las culturas y creencias.
La paz mundial requiere de la fraternidad. La igualdad de género en la ciencia es vital para el futuro.
Juntos, abrámonos camino hacia un mundo más pacífico, justo y armonioso para toda la humanidad.
El 11 de febrero celebramos el Día Internacional de la Mujer y Niña en la Ciencia. La igualdad de género en la ciencia es vital para construir un futuro mejor para todos. Desafortunadamente, las mujeres y las niñas siguen encontrando obstáculos y prejuicios sistémicos que no les permiten elegir una carrera científica.
Ello priva al mundo de grandes talentos. En la actualidad, las mujeres solo representan una tercera parte de la comunidad científica mundial y reciben menos financiación, tienen menos oportunidades de publicar su trabajo y acceden a altos cargos en las universidades más prestigiosas con menos frecuencia que los hombres. En algunos lugares, las mujeres y las niñas tienen un acceso limitado o nulo a la educación, lo que constituye una conducta autolesiva para las sociedades afectadas y una terrible violación de los derechos humanos.
Desde el cambio climático y la salud a la inteligencia artificial, la participación igualitaria de las mujeres y las niñas en los descubrimientos y las innovaciones de la ciencia es la única manera de que la ciencia sea útil para todos.
Para cerrar la brecha de género, hay que desmontar los estereotipos de género y promover modelos de conducta que alienten a las niñas a elegir disciplinas científicas, concebir programas que fomenten el adelanto de las mujeres en la ciencia y cultivar un entorno de trabajo que alimente el talento de todas las personas, incluidas las mujeres de las comunidades minoritarias.
La ciencia sí es un campo adecuado para las mujeres y las niñas. Es hora de reconocer que la inclusión fomenta la innovación y de dejar que cada mujer y cada niña desarrolle su verdadero potencial.