Ana Marta González
Catedrática de Filosofía
Revista Nuestro Tiempo
En 2021, algunas proyecciones estimaban que la población europea necesitada de cuidados de larga duración aumentará de 30.8 millones en 2019 a unos 38.1 millones en 2050, cifras que cabe relacionar también con las previsiones de aumento del gasto social: de un 1.7 por ciento del PIB en 2019 a un 2.5 por ciento en 2050.
La Estrategia Europea de Cuidados, presentada el año pasado, busca responder a esta realidad. Si nos quedáramos solo en este aspecto, perderíamos una oportunidad de repensar nuestro modelo social y hacerlo sostenible no solo desde el punto de vista económico, sino también humano. Hoy, el sector de los cuidados emplea a 6.4 millones de personas, de las cuales el 90 por ciento son mujeres, pero se prevé que para el 2030 haya 7 millones de empleos en este ámbito.
Hoy, el sector de los cuidados emplea a 6.4 millones de personas.
Sin embargo, muchas veces las condiciones de trabajo no son atractivas; y esta percepción se refuerza cuando, por razones culturales o económicas, se sigue recurriendo al cuidado informal y no profesionalizado, lo que conlleva también unos riesgos.
Es indudable que la mayor esperanza de vida que hoy disfrutamos plantea retos éticos y políticos específicos que nos incumben, entre otras cosas, como personas que, tarde o temprano, formaremos parte de esa difusa categoría social de “los mayores”, que algunos se representan tan férrea como una cárcel y que, a causa del estigma que lleva tácitamente asociado, otros tratan por todos los medios de deconstruir.