Patricia García Sánchez
Escritora y musicóloga
Fue una de las mejores pianistas del siglo XX. Con sus dedos tocaba el alma de las partituras desde Mozart a Granados. Titánica sobre el escenario, eligió vivir sottovoce. Debido a que se cumplieron cien años del nacimiento de Alicia de Larrocha (1923-2009), celebramos su desconocida faceta de compositora con unas piezas que ella consideraba simplemente “pecados de juventud”.
Mucho antes de aprender a escribir sus primeras palabras, Alicia empuñaba sus lápices de colores para garabatear en las teclas del piano de su tía Carolina. Pagó cara aquella travesura: sus padres decidieron cerrar la tapa de su juguete preferido con llave. Cuando amainó la rabieta, le prometieron que, si se portaba bien, su tía le enseñaría a tocar. Ella era profesora y la pequeña escuchaba el eco de los ensayos de sus alumnas.
Una tarde, al finalizar una clase, la pequeña trepó a la banqueta y empezó a reproducir los primeros compases de la obra que habían estado practicando. Alicia tenía un don.
Alicia empuñaba sus lápices de colores para garabatear en las teclas del piano de su tía.
El maestro que modeló su desbordante e inusual talento fue Frank Marshall. Con solo 6 años, el 12 de diciembre de 1929, pequeño recital durante la Exposición Universal de Barcelona. A los 12 debutó con la Orquesta Sinfónica de Madrid. Y con 30 hizo los honores con la Filarmónica de Los Ángeles. Su repertorio era romántico y mozartiano. Sin embargo, una de sus mayores proezas fue llevar la música española a muchos rincones del planeta, con obras de Granados, Albéniz o Falla.
Con un lenguaje parecido al canto, el piano de Alicia recitaba, respiraba, murmuraba o se desgarraba. Arrolladora y poética, acometía con aparente sencillez los pasajes más difíciles. Virtuosa hasta el extremo, recibió tantos premios como elogios.
Cuatro Grammy, Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes (1981), Premio Nacional de Música (1984), dos Ondas (1992 y 2000), entre otros. En 1994, el jurado del Premio Príncipe de Asturias de las Artes la reconoció como la mejor pianista del mundo. Sin distinción de género.
Su faceta como compositora deslumbra, aunque su nombre no figure aún en los libros académicos sobre historia de la música. Entre los 7 y los 30 años compuso 41 piezas para piano solo o acompañado de voz, violonchelo o violín. En una entrevista publicada por el periódico La Vanguardia en 1985, Alicia recordaba cómo las gestó.
Continuará…