Héctor Morales Delgado
Oficial de Comunicaciones y Abogacía, Oficina de la
Coordinación Residente, ONU Guatemala
[email protected]
La Cumbre del Futuro es un encuentro de alto nivel que tendrá lugar en la sede de la ONU, en Nueva York, los días 22 y 23 de septiembre de 2024. Es un evento extremadamente relevante que se viene preparando desde hace un par de años. Será uno de los más importantes acontecimientos del nuevo año.
Propiciará que los líderes mundiales procuren forjar un nuevo consenso internacional, a fin de mejorar el presente y salvaguardar el futuro. Hay una aceptación que en la actualidad las cosas no van por buen camino, poniendo en duda el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de la Agenda 2030, a menos que se tomen medidas inmediatas.
No se está respondiendo adecuadamente a los nuevos retos ni a las nuevas oportunidades que la modernidad presenta. Se reconoce que la velocidad y la complejidad de los acontecimientos han superado los sistemas de que dispone el mundo para cooperar y hacerles frente. Los beneficios y las oportunidades del progreso se reparten de forma desigual, con lo que la mayoría de las personas se queda atrás.
Los riesgos y amenazas también se dejan sentir de forma desigual y afectan de forma desproporcionada a los más vulnerables. Las amenazas como el cambio climático, los conflictos, la inseguridad alimentaria, las armas de destrucción masiva, las pandemias y las crisis sanitarias, así como los riesgos asociados a las nuevas tecnologías, son cada vez mayores. La gobernanza multilateral, concebida en tiempos menos complicados y acelerados, no es adecuada para el mundo de hoy, complejo, interconectado y cambiante.
En septiembre de 2024 los Estados miembros de la ONU sostendrán una reunión trascendental para analizar el futuro global.
Es allí donde la Cumbre brinda una oportunidad enorme para encaminarse por una senda mejor. Se trata de un momento inédito para restaurar la confianza erosionada y demostrar que la cooperación internacional puede responder eficazmente a los retos que se plantean actualmente, así como a los que han surgido en los últimos años o los que se vislumbran en el horizonte. La Cumbre tiene un doble objetivo: acelerar los esfuerzos para cumplir nuestros compromisos internacionales y adoptar medidas concretas para hacer frente a los nuevos retos y aprovechar las nuevas oportunidades que se presentan.
Para ello, se elaborará un documento final orientado a la acción que se denominará Un Pacto para el Futuro, el mismo será negociado y refrendado por los países antes y durante la Cumbre, celebrada en septiembre de 2024. El resultado será un mundo (y un sistema internacional) mejor preparado para gestionar los retos de ahora y del futuro, por el bien de toda la humanidad y de las generaciones venideras.
La idea de celebrar una Cumbre del Futuro tiene su origen en el informe Nuestra Agenda Común. El informe fue la respuesta del Secretario General de las Naciones Unidas a un llamado de los Estados Miembros para aportar ideas sobre cómo responder mejor a los retos actuales y futuros. En el informe se insta a renovar la confianza y la solidaridad en todos los niveles: entre los pueblos, los países y las generaciones.
Se aboga por un replanteamiento radical de sistemas políticos, económicos y sociales, a fin de que beneficiaran a todos de forma más justa y eficaz. También se recomendaba una renovación simultánea del sistema multilateral, con la Cumbre del Futuro como el momento decisivo para acordar las mejoras más cruciales y necesarias. El papel de las y los jóvenes en el diseño e implementación del Pacto sobre el Futuro será priorizado, pues es el compromiso 11 de la Agenda Común.
Guatemala estará atenta a los acuerdos, donde también tendrá participación mediante su representación en la sede de la ONU, desde los preparativos, su celebración y los avances. En ese esfuerzo el Sistema de las Naciones Unidas estará brindando el soporte correspondiente dentro de su Marco de Cooperación 2020-2025.
La Cumbre del Futuro representa un acontecimiento que sin duda marcará los acontecimientos de 2024, esperando que sus efectos positivos dinamicen el avance de los ODS.