Enrique Aubá
Médico psiquiatra
Revista Nuestro Tiempo
Ya existen, tanto en el ámbito sanitario como en el del acompañamiento, pero el estigma impide que acudan cuando lo necesitan. Es urgente que quienes padecen trastornos mentales reciban los tratamientos necesarios, ya sean psicoterapéuticos, farmacológicos u otros.
Se deben procurar soluciones ante los factores sociofamiliares y económicos que influyen, abordar las situaciones de falta de medios y grupos desfavorecidos: personas solas, familias desestructuradas y pobres. El sistema está saturado, tensionado; hace tiempo que tiene fisuras que se han hecho más patentes con la pandemia.
Ahora se trata de revertir la tendencia. Reducir las tasas de suicidio.
Hemos de mejorar los servicios de salud y las ayudas sociales, pero no podemos pedirle al sistema que lo haga todo: prevención, promoción de la salud, psicoeducación, formación… Ni puede ni podrá. La clave está en reclutar a agentes de distinto tipo, además de los sanitarios: familia, educadores, trabajadores sociales, agentes pastorales, cuidadores; públicos y privados; profesionales y voluntarios.
¿Es el “suicidio cero” el objetivo? Tendría que ser, pero no estamos en condiciones de hacernos esa pregunta, ni falta que hace en este momento. Ahora se trata de revertir la tendencia. Reducir las tasas de suicidio, por ejemplo, en un 10 o un 20 por ciento, debería ser posible. Después vendrán los siguientes pasos. Pero hace falta determinación, implicación para actuar a diferentes niveles y muy buena coordinación.