Tania Goossens Directora de País, del Programa Mundial de Alimentos, PMA
Desde el momento en que llegué a Guatemala, no ha dejado de sorprenderme. Es un país fantástico con muchas virtudes, gran cultura y personas excepcionales. Es un país que te recibe con mucha calidez, una sonrisa, y donde su gente que te enseña el valor de la autenticidad. Sin embargo, es un país que contrasta. Su belleza se ve opacada por problemáticas complejas que afectan a un territorio diverso.
En mis casi dos años al frente del Programa Mundial de Alimentos en Guatemala, he visto de primera mano poblaciones que viven con menos de lo necesario para alimentar a sus familias.
No son temas nuevos; décadas de inequidad han afectado directamente a las mujeres, los pueblos indígenas y principalmente a las niñas y los niños. Este contexto se ha exacerbado en los últimos años a causa de las distintas crisis que ha atravesado el mundo y la región.
La malnutrición es un problema de muchas causas y que no se puede resolver solamente a través de dar alimentos. Hemos hecho esfuerzos, pero no ha sido suficiente para resolver el problema desde la raíz.
Hace algunos días conmemoramos el Día Mundial de la Alimentación, una oportunidad para reflexionar, recordar y hacer énfasis en las problemáticas alrededor de la alimentación.
Al trabajar en conjunto, podemos impulsar el potencial de las nuevas generaciones guatemaltecas.
Pareciera que hemos escuchado tanto sobre desnutrición o malnutrición, que el tema forma parte del paisaje. Sin embargo, es necesario seguir invirtiendo y trabajando juntos en la seguridad alimentaria y la
malnutrición en el país.
Desde el Programa Mundial de Alimentos, hemos trabajado por aportar y mejorar la seguridad alimentaria de las familias más vulnerables.
Sin embargo, ha sido necesario generar estrategias integrales, sostenibles y multisectoriales para fortalecer la seguridad alimentaria y no solo enfocarnos en la desnutrición.
Mantener ambas prioridades nacionales paralelas, para atacar las causas de raíz y generar soluciones a largo plazo. Como agencia de asistencia humanitaria estamos presentes ante cualquier emergencia, pero también promovemos el desarrollo a través de la construcción de resiliencia y el fortalecimiento de los sistemas alimentarios y protección social.
El trabajo de la mano con el Gobierno de Guatemala y el apoyo generoso de nuestros donantes han sido los pilares para crear cambios, pero hay mucho trabajo por hacer.
Por falta de alimentos, hemos condicionado el futuro de más de la mitad de la niñez, a quienes estamos heredando: pocas oportunidades, falta de desarrollo y un ciclo vicioso que continúa estancando a las poblaciones. Debemos repasar nuestro trabajo, innovar en nuestras intervenciones y accionar para cambiar esta realidad.
El país enfrenta muchos desafíos que invitan a promover acciones que permitan cambios sustantivos en el trabajo a favor de las poblaciones más vulnerables.
Esto nos motiva como Programa Mundial de Alimentos a continuar creando alianzas y trabajando en conjunto para dar pasos efectivos, cumplir los objetivos trazados y no dejar a nadie atrás. Nuestro compromiso es con salvar vidas y cambiar vidas y seguir trabajando por la seguridad alimentaria de las comunidades del país.
El llamado es para actuar ahora, no podemos esperar. Tenemos el conocimiento, la base científica, las alianzas, pero es necesario pensar en acciones específicas para crear los cimientos de un futuro mejor.
Juntos, es la única manera impulsar el potencial de las nuevas generaciones guatemaltecas.