SELVIN CARPIO
Cada 30 de mayo se conmemora el Día Nacional del Popol Vuh, aunque establecido como tal en 1972, no es sino hasta 2012 que el Ministerio de Cultura y Deportes, mediante el Acuerdo Ministerial 826-2012, que lo declara como Patrimonio Cultural Intangible de la Nación.
A la fecha, el llamado Libro Nacional ha sido traducido a varios idiomas, se ha publicado en versiones impresas y digitales, ha inspirado piezas de arte, música, obras de teatro y leído cada vez más no solo por académicos y estudiantes, sino que por el público en general en todo el mundo.
Es imposible escribir en un solo artículo toda la riqueza cultural que aporta este libro a nuestra cultura, y para los guatemaltecos es innegable el saber de la trascendencia histórico-cosmogónica del llamado Libro Sagrado de los K´iche´s. El solo hecho de mencionar el camino que ha tenido que recorrer el manuscrito para llegar hasta nuestras manos hoy en día es sumamente un extenso campo para escribir sobre él.
”Es un libro de sabiduría, de hechos históricos, contiene la filosofía, ética y moral de un pueblo.“
Aunque se desconoce el paradero del primer ejemplar del Popol Vuh, escrito por sus autores k´iche´s, sobrevive aún la primera transcripción del texto en k´iche´ y la primera traducción al castellano, la cual fue manuscrita por el fraile dominico Francisco Ximénez en el siglo XVII, quien llamó a esta obra Historias del origen de los indios de esta provincia de Guatemala.
Este ejemplar se encuentra resguardado en la Biblioteca de Newberry, en Chicago, Illinois, Estados Unidos. Según esta Biblioteca, el manuscrito perteneció a la orden religiosa dominica, quienes al ser expulsados del país en 1829 donan el ejemplar a la Universidad de San Carlos de Guatemala, pasando posteriormente en 1855 a manos del abate Brasseur de Bourbourg, quien se lo apropió y lo llevó más tarde a Francia. De esa cuenta, el manuscrito fue comprado por el etnólogo Alphonse Pinart.
Al morir este, su colección bibliográfica fue subastada y vendida a varias bibliotecas de los Estados Unidos, el manuscrito del Popol Vuh no fue la excepción y fue puesto en subasta pública, comprándolo el empresario e intelectual Edward E. Ayer, quien finalmente lo dona a la Biblioteca de Newberry en 1912.
Entre las diversas acepciones sobre las palabras Popol Vuh, Popol Wuj o Pop Wuj, los estudiosos lo identifican como El Libro del Tiempo, El Libro Sagrado, El Libro Universal de la Renovación del Tiempo, entre otras.
El Popol Wuj es un libro de sabiduría, de hechos históricos, contiene la filosofía, ética y moral de un pueblo y donde se establece un proceso profundo de enseñanza cósmica, física y lingüística, así como la creación del mundo y el inicio de la vida, razón por la cual algunos estudiosos exponen que el término Wuj se interpreta como la matriz, el origen. El libro se divide en cuatro partes.
En la primera se describe la creación del mundo y el origen de los seres humanos.
En la segunda se desarrollan las aventuras de los gemelos Hunapuh e Ixbalanqué. En la tercera y cuarta se habla de los pueblos originarios, las guerras y la coexistencia de los k´iche´s hasta la conquista.
Entonces, enterados ya de la larga travesía que ha tenido el manuscrito y una leve chispa de su contenido, toca ahora su lectura a los que aún no lo han hecho, una invitación a sumergirse en sus páginas llenas de fantásticos y mágicos relatos, y que a la vez permiten al lector a adentrarse poco a poco en ese pensamiento plasmado en el libro en cuanto al sentido que tiene la vida, ya que hay pasajes que tratan de la coexistencia de los seres humanos y cómo se debe tratar la conflictividad, así como también la conservación de la vida.
De ahí que muchos consideran al Popol Vuh como un libro que puede ayudar a la construcción de un sentido y horizonte de la vida.