Dr. Jorge Antonio Ortega G.
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Desde principios del año en curso, China presentó un plan de paz, una iniciativa que tiene como puntos gravitantes: respetar la soberanía de todos los países y su integridad territorial; el abandono de una mentalidad de guerra fría (confrontación entre bloques); un alto al fuego y una llamada a la moderación; la reanudación a las conversaciones de paz; La resolución a la crisis humanitaria; el apoyo al intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania, el cese a los ataques a las instalaciones civiles; la protección a las centrales nucleares; la reducción de los riesgos estratégicos; la garantía a la exportación de cereales; el cese de las sanciones unilaterales; la protección de la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro; el apoyo a la reconstrucción de Ucrania tras la guerra, algo a lo cual China está dispuesta a brindar ayuda.
El martes recién pasado, China y Rusia instaron a Occidente a detener las acciones que avivan el conflicto en Ucrania, evitando la aceleración de la escalada de la confrontación a otras dimensiones y perdiendo el control total del teatro de guerra. Así lo expresaron los máximos líderes políticos de China y Rusia, Vladimir Putin y Xi Jinping en un comunicado de prensa, independiente de las declaraciones emitidas por el líder ruso: “Parece que Occidente en realidad decidió luchar con Rusia hasta el último ucraniano, ya no con palabras, sino con hechos”, tras el envío por parte del Reino Unido de proyectiles con uranio empobrecido.
Las posibilidades no están agotadas, pero se requiere de un esfuerzo de todos para alcanzar una mesa de diálogo.
Los dos países en la reunión en Moscú declararon de oficio estar en contra de las sanciones unilaterales y buscar una salida a la confrontación a través de un diálogo responsable, de cara a dar una solución total a la “crisis ucraniana”. Por otro lado, urge a los aliados de Occidente a que la OTAN cumpla con sus normativas establecidas, con su carácter regional y defensivo; que respete la soberanía de otros Estados con objetividad y sin prejuicios.
En dicho comunicado de prensa en conjunto de China y Rusia, rechazan la creación por parte de Estados Unidos de un Sistema Global de Defensa Antimisiles, debido a que lo perciben como una amenaza a la seguridad y la estabilidad internacional.
Estados Unidos, frente a dichas declaraciones, insta a China a que presione a Rusia para que retire sus tropas del territorio ucraniano. Asegura el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, que la propuesta del cese de las hostilidades debe ir paralelo a replegar las tropas del Kremlin de Ucrania; además, afirmó que la imparcialidad de China entra en duda, desde el momento en que no ha condenado la invasión rusa a Ucrania.
Entre una posición y su contraparte, la guerra continúa su ruta de devastación; de hecho, debido a la pérdida del 50 por ciento de tanques rusos, se vieron obligados a desempolvar tanques T-54 y T-55 de la era soviética, fabricados en la década de 1940 para enfrentar los tanques modernos ofrecidos por Occidente a Ucrania: los Abrams de EE. UU., el Leopard alemán y el Challenger británico, que superan con creces las capacidades de los antiguos tanques soviéticos.
Ante lo anterior, no se visualiza nada concreto para la elaboración de un diseño de una posible ruta hacia la paz, menos la decisión de un alto al fuego, y no se diga la retirada de las tropas invasoras del territorio de Ucrania. La guerra actual va desgastando la esperanza de una convivencia pacífica y segura. Las posibilidades no están agotadas, pero se requiere de un esfuerzo de todos para lograr alcanzar una mesa de diálogo que permita verificar que hay más cosas en común, que diferencias entre los oponentes. Solo así será posible alcanzar esa negociación y el compromiso de no agresión por parte de los Estados beligerantes. Por el momento la paz está muy lejana.