Dr. Jorge Antonio Ortega G.
La semana recién pasada se llevó a cabo una reunión en Viena, Austria (6 al 10 marzo) del organismo internacional de energía atómica, donde la junta de gobernadores de dicho organismo desarrolló una agenda específica sobre la coyuntura crítica para la humanidad, en la cual en el punto séptimo de dicha actividad hizo uso de la palabra el representante permanente del Estado de Guatemala ante dicho organismo, el señor embajador Jorge Skinner-Klée Arenales.
En su alocución deja clara su preocupación por la invasión ilegal de la Federación de Rusia en el territorio ucraniano, la cual califica de: “Injustificable, inmoral y brutal, lo cual contraviene los más elementales principios y normas del Derecho Internacional y lo califica de un crimen que no se agota con el indescriptible horror de una violencia abyecta que continúa perpetrándose, sino, además, por los nuevos y graves riesgos a la seguridad nuclear que la potencia ocupante ha causado con su conminatoria militar al tomar por la fuerza las plantas nucleares ubicadas en Ucrania”.
Luego, expone con claridad el riesgo inminente para todos de seguir con la actitud de una ofensiva desesperada por parte de las fuerzas rusas: “Toda la comunidad internacional sigue gravemente conmocionada por las operaciones militares que han puesto en riesgo inminentemente la vida de la población como del ambiente en el territorio ocupado, invasión que también compromete la seguridad de toda la humanidad y de las futuras generaciones cuando se esgrime el posible uso de armas tácticas como medio de persuasión o por el indiscriminado bombardeo como el acaecido en la madrugada de hoy, según informo el Director General en la vecindad de la planta nuclear de Zaporizhzhia, que perdió el abastecimiento eléctrico.
Guatemala apoya la creación de una zona de seguridad alrededor de las plantas nucleares.
Esta temeraria e irresponsable actitud nos hace temer una eventual catástrofe; ojalá el Kremlin también ame a sus hijos y les pueda heredar un futuro en bienestar”. La parte contundente de la intervención del delegado permanente guatemalteco en dicha reunión del organismo internacional asevera que la única forma de evitar este tipo de amenazas es la “prohibición y eliminación total de las armas nucleares de una manera transparente, verificable e irreversible, y en un plazo claramente definido”.
E insta a honrar y respetar los compromisos adoptados en el marco de salvaguardias y de la seguridad tecnológica y física de las instalaciones nucleares…”, y hace un recordatorio del andamiaje de instrumentos internacionales en dicho ámbito. En igual forma rechaza y condena el incumplimiento de la Federación de Rusia de las obligaciones asumidas como Estado miembro de dicho organismo internacional y hace referencia a las disposiciones emitidas en el documento CG (53)/DEC/13 de septiembre del 2009, que señala:
“Cualquier ataque o amenaza en contra de instalaciones nucleares dedicadas al uso pacífico constituyen una violación a los principios de la Carta de las Naciones Unidas, así como del Estatuto del Organismo Internacional de Energía Atómica”. El ser una potencia nuclear conlleva una extraordinaria responsabilidad frente a la comunidad internacional, lo que obliga a garantizar la convivencia útil y pacífica a través de la observancia de las normas establecidas.
Al final de su intervención recuerda a los presentes en dicha asamblea las tres resoluciones del año recién pasado de la junta de gobernadores, en la que se expresa la grave preocupación por el hecho de que las fuerzas invasoras continúen en poder de la planta nuclear de generación de energía de Zaporizhzhia.
Requiriendo el retiro inmediato de personal militar de dicha instalación nuclear y reafirma el apoyo decidido de Guatemala. Agradece, reconoce y valora la labor diligente del Director General del OIEA y de la Secretaría del Organismo en el cumplimiento de sus obligaciones estatutarias, las cuales han sido proactivas en el marco de sus competencias, pues han desplegado esfuerzos sin cesar para reducir los riesgos desde el inicio de la confrontación. Por lo anterior mi delegación apoya la creación de una zona de seguridad alrededor de las plantas nucleares, un imperativo para evitar una catástrofe nuclear de incalculables consecuencias para Ucrania como para el género humano.