Frank Gálvez
Locutor y Periodista
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Cuando el desbocado fluir de la vida nos obnubila es bueno tomar un respiro. Hay ocasiones donde no importa cuánto esfuerzo le demos a lo que hagamos, lo responsables y activos que seamos con lo que nos rodea, o cuanto luchemos por salir adelante, siempre surgen situaciones completamente ajenas a nuestro control, y aunque tengamos planes alternos o una gran capacidad de improvisación simplemente no sabemos cómo reaccionar.
Nos sentimos abrumados mientras le buscamos el sentido al enredo que enfrentamos, donde transitamos en un espejismo de sentirnos solos buscando la respuesta a esta monomanía. El cambio de paradigma ocurre cuando los conocimientos que tenemos no son sostenibles con relación a nuestro entorno; “disonancia cognitiva” le llaman los expertos. Y luego llega la ira.
David McPhee, doctor en Psicología, Universidad de Minnesota, lo explica: “No son las pequeñas cosas. Son todas las cosas que vinieron antes, y se sumaron una tras otra. Te has sentido despreciado, irrespetado, ignorado durante semanas. Estás herido, resentido y has acumulado mucho dolor. No es el tamaño de la situación, es el significado que le das.”
”La felicidad no depende de ninguna condición externa: se rige por nuestra
actitud mental“ (Dale Carnegie).
El principio teleológico de la psicología adleriana indica que las personas no reaccionan directamente al medio, sino que en determinadas situaciones actúan según sus construcciones de significados personales. Ahí es donde percibimos una amplia gama de ímpetus que van desde la furia hasta la enajenación.
Así nos ofuscamos buscando tener el control. Empero ¿Qué control? Seamos realistas: ni siquiera podemos adivinar donde caerán las hojas de un árbol, intervenir el clima o predecir la reacción del prójimo. Y esos solo son unos cuantos ejemplos entre muchísimos que tenemos a diario.
¿Pero saben qué SÍ podemos controlar? Nuestros pensamientos. Enfocarnos en lo positivo, y no rumiar sobre la locura que es el mundo. No debemos controlar otras cosas excepto en qué pensamientos nos enfocamos más.
Luchar por aceptar la complejidad que nos rodea, dejar de ahogarnos en la incertidumbre y analizar todo para transformarlo. Es una cuestión de actitud que requiere disciplina. Hacer lo que pretendíamos hacer antes de que el espejismo que les mencioné arriba se apodere de nuestra mente. Ser tranquilos, asertivos, lógicos y razonables. Claro, puede tomar algún tiempo reorganizar nuestra conducta para cambiar por completo la situación, pero ¿no andamos todos en el camino de la superación personal? ¡Sappiamo cosa significa guardare avanti e credere!