Daniel Dols Bruno
Revista Nuestro Tiempo
Hay un momento en The Dance, el concierto que dio Fleetwood Mac en 1997, en el que Stevie Nicks se gira hacia su exnovio, Lindsey Buckingham, que está a la guitarra, y le canta Silver Springs como si fuera el epitafio que quisiera dejar en la tierra: “You’ll never get away from the sound of the woman that loves you. / Time cast a spell on you, / but you won’t forget me”.
Ella le había querido, él había querido a otra, y ahora ella le maldecía. La canción se había publicado veinte años antes, aunque al principio quedó excluida de Rumours, un disco que reventó todas las listas de éxitos y marcó una época. Sí apareció como single; sin embargo, Go Your Own Way, la canción que Lindsey Buckingham le dedicó a Stevie Nicks y en la que ella tuvo que hacer los coros y cantar luego en directo: “You can go your own way/ You can call it another lonely day”.
No siempre fue así. Buckingham y Nicks se habían conocido en el 68, y en el 73 sacaron su primero y único disco como dúo, que pasó desapercibido por parte del público y la crítica. El sueño de dedicarse a la música declinaba cuando llegó la oferta de unirse a la banda británica Fleetwood Mac.
La grabación comenzó en 1976 en los legendarios estudios de Record Plant, en Sausalito (California).
Uno de sus fundadores, Mick Fleetwood, había echado de la agrupación al cantante y guitarrista por acostarse con su mujer y contactaron con Buckingham, que exigió que la oferta incluyera también a Nicks. La banda inglesa, que ya había cambiado diez veces a alguno de sus integrantes, aceptó por necesidad: tenía que acabar la gira en la que andaba inmersa y preparar su siguiente álbum.
La historia de Fleetwood Mac durante la grabación del disco es tristísima: el bajista, John McVie, se estaba divorciando de la teclista, Christine McVie, por los problemas con la bebida de él y la infidelidad de ella con un productor de Iron Maiden; el batería y líder, Mick Fleetwood, había descubierto que su mujer le engañaba con un amigo y tampoco podía controlarse su adicción al alcohol; y Lindsey Buckingham y Stevie Nicks, que habían terminado su relación por los cuernos de él a ella, entraron en una espiral tóxica en la que ambos llevaban a sus ligues al estudio para dar celos al otro.
La guinda a semejante fusión de desamores y odios la pusieron el alcohol y las drogas: su única forma de cumplir con lo que les exigía el contrato con Warner. Fleetwood llegó a proponer la idea de incorporar al camello de la banda en los títulos de crédito del disco.
La grabación comenzó en 1976 en los legendarios estudios de Record Plant, en Sausalito (California). A ninguno le apetecía estar ahí. Las chicas de la banda decidieron quedarse en un apartamento y los chicos en otro.
Continuará…