Ricardo Fernández Gracia
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro
La presencia de las cadenas en las artes figurativas de Navarra va más allá del emblema heráldico de la Comunidad Foral y de otros escudos locales y familiares recogidos en el Libro de Armería del Reino de Navarra. El significado general de esos férreos eslabones unidos se asocia de ordinario a la sujeción, el apresamiento, la esclavitud y los castigos, si bien, en algunos casos, se vincula con la armonía conyugal o la templanza.
Veremos cómo es atributo de algunos santos y está presente en pasajes de sus vidas, en los que sufrieron prisión y en los que fueron capaces de sujetar vicios y pecados. Algunos las llevan alrededor del cuello, otros en los pies y otros rotas. El patrono de los presos, San Leonardo, las lleva por el privilegio que le otorgó el rey Clodoveo para liberar a los prisioneros. En Navarra se popularizaron en la leyenda de don Teodosio de Goñi y San Miguel de Aralar. También hay casas donde las lucen en sus puertas o sus zaguanes, en virtud de privilegios reales.
En Navarra se popularizaron en la leyenda de don Teodosio de Goñi y San Miguel de Aralar. También hay casas donde las lucen en sus puertas o sus zaguanes, en virtud de privilegios reales.
Cautividad: trinitarios, mercedarios y en la leyenda de Mendavia. Por razones de carisma y tener como fin la liberación de los cristianos cautivos (Redemptiones captivorum) de los piratas berberiscos, los santos y aún los emblemas de las órdenes religiosas de mercedarios y trinitarios se acompañan de cadenas y grilletes. A la cabeza de todos ellos, el mismísimo San Pedro Nolasco, que se suele acompañar de unas cadenas rotas que aluden a los cautivos redimidos en sus viajes a África para rescatarlos. Sin embargo, con otro santo mercedario cobran especial protagonismo.
Nos referimos a San Ramón Nonato, que fue apresado por los piratas berberiscos y lo retuvieron como rehén en Argelia, martirizándolo atravesando sus labios con un hierro candente y pasando por los dos agujeros un candado para impedirle predicar el evangelio. A ese candado que llevó el santo ocho meses, según sus historiógrafos, se suelen agregar cadenas, al igual que a sus pies y manos. Destacaremos sus lienzos dieciochescos de las parroquias de Pitillas y San Pedro de Olite, de gran calidad, así como el más popular de San Pedro de Estella.
La gran portada de la desaparecida iglesia de los Mercedarios de Pamplona contaba con sendas esculturas de yeso de los santos Pedro Nolasco y Ramón Nonato, y no faltaban unas enormes cadenas y grilletes. En cuanto a historias de cautivos, hay que mencionar la que tuvo como protagonista un suceso maravilloso con la Virgen de Legarda de Mendavia.