Frank Gálvez
Locutor y Periodista
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La autodisciplina y el control son componentes importantes del éxito, así como el tener el autodominio para resistir las tentaciones, pues implica el poder regular tus acciones y emociones para lograr los objetivos deseados.
Nuestra capacidad para ejercer el autocontrol está determinada por el seguimiento de objetivos realistas y claramente definidos, así como por el brío constante para alcanzarlos. Demanda ser plenamente consciente de los indicadores clave de desempeño en nuestra vida: Ser capaz de trabajar hacia el futuro, para cosechar los beneficios. Lo opuesto a la autodisciplina no es la pereza, es la arrogancia: Esperar que los resultados se presenten, sin esfuerzo, de inmediato.
Pensar que uno no es culpable de nada, y que el mundo una y otra vez es el injusto y por eso no hacemos algo al respecto. La arrogancia te mantiene atascado. Hace que nunca inviertas en tus proyectos y después de un tiempo, se convierte en un escapismo sin sentido.
Pensemos en la disciplina como un músculo que necesita ejercicio para fortalecerlo. Si descubres que ni siquiera puedes concentrarte durante períodos cortos de tiempo, da por sentado que te llevará compromiso desarrollarlo. Difícil mas no imposible, pues lo mejor que puedes hacer para esto es construir hábitos.
”Bajo presión, los indisciplinados mueren“. General Norman Schwarzkopf
Comienza poco a poco si es necesario, pero asegúrate de hacer lo que te propones todos los días, pase lo que pase. Para mí, la mejor manera es elegir tus batallas y corregir un mal hábito a la vez. Ordena tu vida y lucha por ser la mejor versión de ti.
En 1991, el general Norman Schwarzkopf servía como comandante de las fuerzas de la Coalición en la Guerra del Golfo, llegando a dirigir a casi un millón de soldados.
El general fue reconocido por su estricta atención a los detalles, por insignificantes que fueran. “Los zapatos lustrados salvan vidas”, decía con solemnidad.
Schwarzkopf creía que, si sus soldados no eran lo suficientemente disciplinados, no podrían responder apropiadamente.
Al realizar incluso las tareas más pequeñas con precisión, día tras día, las personas desarrollan la disciplina necesaria para desempeñarse bajo presión. Y es que al final de la jornada tu nivel de éxito estará determinado por tu nivel de disciplina.
O sufrimos los dolores de la disciplina o sufriremos los dolores del arrepentimiento.
