Luis Brizuela
Agencia Internacional de Noticias Inter Press Service (IPS)
ipsnoticias.net
El nuevo Código de las Familias en Cuba, avalado el 25 de septiembre en referendo, paga deudas con personas históricamente marginalizadas, además de desarrollar principios como los de igualdad, inclusión social, no discriminación y lucha contra las violencias.
“Además de inclusivo, el Código es una acción afirmativa de tipo legal, porque coloca a personas en situación de vulnerabilidad en el entorno familiar en un plano de igualdad de oportunidades para el ejercicio de sus derechos, en relación con grupos que hasta ahora los han tenido”, razonó el jurista Rodolfo Echevarría.
La norma con rango de ley fue votada el 22 de julio por la Asamblea Nacional Popular, el unicameral Parlamento cubano, tras 25 versiones y una consulta que recabó criterios de la ciudadanía del 1 de febrero al 30 de abril en barrios de los 168 municipios de este país insular caribeño.
Es la única sometida a referendo de los cerca de 70 proyectos del cronograma legislativo 2019-2023, para normar lo dispuesto en la Constitución vigente desde 2019.
Por mandato constitucional, el Estado reconoce y protege a las
familias.
Funcionarios del Ministerio de Justicia defendieron que la votación no estaba circunscrita a reconocer los derechos de un grupo específico y apuntaron que, dada su trascendencia, las reuniones comunitarias se concibieron a fin de que la ciudadanía opinara para disponer de una ley más inclusiva.
El Código, que necesitaba una mayoría simple para recibir luz verde, sumó casi 67 por ciento de los sufragios válidos equivalentes a más de 3.9 millones dentro de un padrón electoral de 8 447 467 de ciudadanos con derecho al voto.
El rechazo de un tercio del electorado, las boletas anuladas más 26 por ciento de personas que se abstuvieron de acudir a las urnas resulta singular para los más recientes procesos electorales en la isla, caracterizados por alta participación y respaldo mayoritario a las propuestas gubernamentales.
Muchos interpretan en el resultado una expresión de la homofobia y el conservadurismo que perviven en la sociedad cubana, y la forma en que la nueva ley apunta a derribar las bases de la cultura patriarcal, el adultocentrismo y estructuras que reproducen las violencias.
El referendo estuvo antecedido por una intensa campaña gubernamental favorable al Sí en medios, plataformas oficiales y el espacio público algo que analistas consideran pudo haber provocado en algunos un efecto negativo por la saturación y politización de los mensajes.
A través de comunicaciones públicas, la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba reconoció aspectos positivos del Código, aunque mostró desacuerdo con la forma de constituir el matrimonio, la adopción y la gestión solidaria, entre otros. Algunas denominaciones de iglesias evangélicas, personas con posturas antiderechos y fundamentalistas, al igual que opositores políticos exhortaron al rechazo.
La participación en los procesos electorales suele resultar un barómetro del apoyo popular a la gestión de los gobiernos. En el caso cubano, las acciones están matizadas por la profundización de la crisis estructural de la economía nacional, los impactos de la pandemia y el fortalecimiento del embargo estadounidense que han deteriorado las condiciones de vida de una parte importante de la ciudadanía.
La inflación, el desabastecimiento de alimentos y productos esenciales, el alza de los precios y depreciación de los salarios, la dolarización parcial y los frecuentes y prolongados apagones, entre otros factores, parecen haber abonado el rechazo, apatía o retraimiento social en torno a una legislación que aunque garante de derechos, fue leída como un asunto del Gobierno.
Aspectos esenciales: Por mandato constitucional, el Estado reconoce y protege a las familias, “cualquiera sea su forma de organización, como célula fundamental de la sociedad”, y ampara el derecho de toda persona a fundar una.
Además de unificar las múltiples reconfiguraciones familiares con absoluta igualdad, la norma reconoce el matrimonio igualitario, la adopción para parejas del mismo género y la gestación solidaria, como se define localmente la subrogada por ser altruista y prohibirse la compensación económica.
Son cambios calificados de revolucionarios para un país con enraizada cultura machista. “Voté Sí por amistades y personas a quienes pisotearon los derechos o no los han tenido. Conozco algunas que abandonaron los estudios, sus trabajos y hasta emigraron por la presión social que era reconocerse homosexual décadas atrás.
Continuará…