Sebastián Toledo
El abordaje de los derechos de las personas con discapacidad se ha dado bajo tres modelos a lo largo de la historia. De prescindencia, época en que las personas no contaban para los distintos proyectos de desarrollo, se prescindió totalmente de sus aportes y participación en las actividades de la sociedad. El asistencialismo o modelo médico-rehabilitador, cuyos criterios se basaron en considerar a las personas como enfermas.
En la actualidad, se habla de un modelo social o de derechos humanos, donde se potencia el respeto, la toma de decisión de la persona sobre los asuntos que le conciernen y su autonomía, entre otros aspectos.
El modelo de derechos humanos ha venido impulsándose en los últimos 20 años, acción liderada por activistas de organizaciones representativas del sector. Una lucha que ha tomado mayor relevancia luego de la firma y aprobación de la Convención Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Instrumento adoptado por el Estado guatemalteco como parte de su legislación mediante Decreto 59-2008.
Instrumento adoptado por el Estado guatemalteco como parte de su legislación mediante Decreto 59-2008.
Debido a la falta de programas de información y educación sobre el tema por las instancias correspondientes, hace que los diferentes sectores de población no tengan una clara comprensión sobre las formas de cómo apoyar y tratar a las personas con discapacidad. Por lo que es preciso promover la unificación de esfuerzos, criterios y recursos para desarrollar campañas masivas que orienten sobre los derechos de este sector.
Sin embargo, donde sí debe estar ya bien afianzado el modelo de derechos humanos que se impulsa en el mundo entero, es en las instituciones y organizaciones promotoras de los derechos de las personas con discapacidad. Por lo mismo, no deben utilizarse expresiones ni actitudes que contravengan los principios del modelo social y erradicar los enfoques tradicionales y médico-biológicos, que solo derivan en cifras de discriminación.
En algunos discursos dados en actos públicos se continúan vertiendo la opinión que en el país aún es necesario el modelo médico-rehabilitador, situación que genera incomodidad y preocupación en los activistas de derechos de las personas con discapacidad. Porque constituyen llamados a volver al pasado, donde a las personas se les atendía en hospitales, centros de rehabilitación con enfoques médicos y se asumían decisiones por ellas. Así que debe tenerse cuidado con este tipo de
mensajes.