Mildred M. Trigueros Castillo
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Ser joven es sinónimo de cambio, progreso y futuro, es tener la valentía de enfrentar los desafíos y promover espacios para el desarrollo pleno en sus países de origen. Las y los jóvenes tienen la capacidad de convertir los problemas en oportunidades y son el motor impulsor de nuestra
sociedad.
La juventud es la encargada de transformar el mundo que le rodea desde sus diferentes espacios, ya sea en la universidad, en el trabajo, en su comunidad o donde participe, aportando una visión novedosa y actualizada del mundo. Es la responsable de que la sociedad evolucione.
Sin embargo, para lograr que la juventud sea promotora de cambios, es necesario conocer y respetar sus opiniones, apoyar las acciones que emprenden y, especialmente, reconocerlos como sujetos de derechos y obligaciones.
Las juventudes necesitan oportunidades para poder incidir en el desarrollo económico, político y social de su país.
Es acá en donde se involucran los actores institucionales y las iniciativas gubernamentales, quienes son los responsables de impulsar acciones que promuevan el desarrollo de esta población y reduzcan el impacto de las crisis que se reportan a nivel mundial y que afectan principalmente a la población joven.
La juventud es el arma más poderosa de avance en el país, razón por la que se debe invertir en ellos y ellas, además de garantizar su formación, el acceso a la salud, a la educación, a la participación, a la recreación, mejorando sus condiciones de vida y promoviendo oportunidades laborales, para que sean adultos responsables y comprometidos.
Desde el Consejo Nacional de la Juventud (Conjuve), se promueven diversas actividades dirigidas al desarrollo integral de las y los jóvenes en los diferentes departamentos de Guatemala; entre ellas, ferias de empleo, promoción del emprendimiento, espacios de capacitación y apertura de espacios en donde ellos y ellas son protagonistas, asimismo, se impulsan actividades de voluntariado, artísticas, culturales, de participación y deportivas, entre otras, en coordinación con otras instituciones.
Finalmente, es necesario reconocer el papel de las juventudes, así como su importancia como agentes de cambio social, además de recordar que lo que puedan hacer hoy las y los jóvenes por el país, repercutirá en su vida adulta y en el futuro del país.