Diana Herrera
El estudio de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) se ha convertido en uno de los temas más discutidos por el actual mundo público y privado. Las bases conceptuales que han guiado a la RSE vienen de principios fundamentales como la filantropía.
Filósofos como Aristóteles, Platón, Freud y teóricos de las ciencias económicas y empresariales como Paccioli, Smith y Nash discutían temas asociados a la teoría del bienestar y la inserción de las instituciones del hombre dentro de cada sociedad.
Estos tenían cuestionamientos sobre cómo poder fomentar el desarrollo económico y social de cada comunidad, preocupaciones por el rol del hombre en el desarrollo de la sociedad, también se cuestionaban sobre qué mejoras se necesitarían para sostener el crecimiento económico y sobre las condiciones sociales requeridas para la vida humana (Cancino & Morales, 2008).
En la época de la posguerra se dio un crecimiento experimentado por las economías capitalistas industrializadas, la cual pudo abrir paso una nueva modalidad de regulación de la economía de mercado. A partir de ahí aparecieron prácticas empresariales asociadas con el cuidado del medioambiente, el respeto a los derechos humanos y, sobre todo, a los derechos de los trabajadores.
Empresas europeas y norteamericanas comenzaron a incorporar en sus diseños de gestión, factores relacionados con el impacto socioambiental. Esta tendencia, que surgió inicialmente como una respuesta a la necesidad de las empresas de mejorar su imagen ante sus clientes y proveedores, también volvió más eficaz en su relación con el entorno social y comunitario.
Dichas prácticas denominadas como RSE elevaban la productividad laboral.
La preocupación por los derechos de los trabajadores, la aplicación de criterios no discriminatorios de género, raza, preferencias sexuales o culto religioso y las medidas preventivas de seguridad para los trabajadores, tuvieron un impacto significativo en el ambiente laboral. Entonces definiendo la RSE como la integración voluntaria por parte de las empresas de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores. En otras palabras, es la decisión voluntaria de las empresas en contribuir al logro de una sociedad mejor y un medioambiente sostenible. Y dicha responsabilidad se va a expresar frente a los trabajadores y frente a todos los interlocutores de la empresa, que pueden influir en su éxito.
El ser socialmente responsable, entonces, quiere decir que no solo se van a cumplir las obligaciones jurídicas sino también ir más allá e invertir en el capital humano, el entorno y las relaciones con los interlocutores.