Dr. Jorge Antonio Ortega Gaytán
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Los despojos de la muerte se están presentando luego de que soldados
croatas recuperan territorio ocupado por las tropas invasoras rusas. El cuadro desolador, con una ciudad destruida con estampas de terror, rememora los cuadros de los vestigios de la Segunda Guerra Mundial.
La desolación en todo el ambiente de la confrontación, la saña provocada por el instinto de destrucción de los humanos y la sensación del infortunio de los sobrevivientes que reina en la atmósfera, son las características manifiestas a primera vista.
Las imágenes que llegan a través de los medios de comunicación muestran la capacidad de mutilación de las armas tradicionales y las nuevas tecnologías utilizadas en el tercer milenio para eliminar al oponente. Lamentablemente, la población en general es la receptora de toda esa fuerza de calamidad como se acaba de dar a conocer con las fosas comunes encontradas en Bucha.
No importa el nombre de este descubrimiento macabro, si las sanciones hacia el invasor van por crímenes de guerra o genocidio, en realidad no debería haber sucedido por ninguna situación o circunstancia, no tiene razón de ser en este siglo; tenemos más de 2 mil años de ejemplos como para seguir equivocándonos de resolver los problemas de las relaciones entre Estados por intermedio de la confrontación armada.
Tenemos suficiente experiencia en cómo destruirnos que nuestros tiempos de desarrollo como civilización están íntimamente relacionados con la tecnología al servicio de la destrucción, desde el uso de la piedra como arma hasta los misiles hipersónicos. ¿Es el final de la evolución humana? ¿Cómo saber si estamos a las puertas del Armagedón?
¿Cómo saber si estamos a las puertas del Armagedón?
Van más de cuarenta días de combates en los cuales se han violado los convenios de Ginebra y otras leyes, así como costumbres aplicables a los conflictos “sin carácter internacional” enumerados en el Estatuto de Roma, cuando se cometen como parte de un plan o política a gran escala. Muchas de las normas contenidas en estos tratados han sido consideradas como parte del derecho consuetudinario y, como tal, son vinculantes para todos los Estados, hayan o no ratificado los propios tratados, señala la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Entre los crímenes de guerra: asesinato; mutilación, trato cruel y tortura; toma de rehenes; dirigir intencionalmente ataques contra la población civil; ataques contra edificios dedicados a la religión, educación, arte; ciencia; o fines benéficos, monumentos históricos u hospitales; saqueo; violencia sexual; reclutamiento de niños menores de 15 años en fuerzas o grupos armados o utilizarlos para participar activamente en las hostilidades.
Muchos de estos crímenes de guerra tuvieron como escenario Bucha, como se visualizan los cadáveres mutilados y atados de manos, con tiro de gracia, las fosas poco profundas, cuerpos con signos de tortura, sótanos salpicados de sangre, perros comiendo los cuerpos en descomposición, un cuadro dantesco expuesto en plena posmodernidad ¿Qué nos espera en la incertidumbre del futuro?
Este evento es un punto de inflexión en la historia contemporánea, no importa el resultado, las sanciones y los juicios que se puedan entablar, estamos frente a un cambio integral de las relaciones entre los Estados y bloques, todo va a cambiar y definitivamente se enconarán las posiciones de los vencidos y los vencedores; por el momento, solo vemos dos contendientes, pero la realidad es que todos estamos incluidos en esta calamidad del alma de la humanidad.
Es el Apocalipsis que anuncia el final de los tiempos… es la excusa para iniciar una tercera confrontación mundial para redefinir intereses y límites territoriales o son las predicciones de Nostradamus. Es imposible asumir una posición, pero es necesario aportar posiciones para detener los eventos que nos indignan de Bucha.
