Rodrigo Fernández Ordóñez
Director PresidenteComisión Nacional de Energía Eléctrica
El acceso a la energía eléctrica es un cambio en la calidad de vida del usuario. Una vez se accede a ella, es muy difícil imaginar cómo sería no tenerla. Quienes gozamos de este servicio de oprimir un interruptor y recibir luz al instante, nos puede crear la equivocada percepción que este estará disponible siempre. Ante esta certeza, es necesario proponer al usuario a no dar las cosas por sentadas.
Hasta hace 25 años, este servicio no estaba garantizado. De hecho, sus condiciones actuales derivan de una crisis energética que azotó al país a inicios de la década de los años noventa del siglo XX, que se manifestó en constantes apagones y racionamiento de energía.
En la CNEE impulsamos el programa educativo Edison sobre energía eléctrica.
Disponer del servicio variaba según la zona geográfica del país, limitando su acceso a extensas zonas que sufrían cortes del suministro de hasta 18 horas. Ha sido largo el camino que la energía eléctrica ha tenido en Guatemala, con sus naturales altos y bajos, sus éxitos y fracasos. Hoy, hemos alcanzado un alto grado de eficiencia en el servicio y se ha logrado llegar al 88 por ciento de los hogares guatemaltecos, cambiando su vida para siempre.
La energía eléctrica no solo es un servicio para iluminar, sino que abre un universo de posibilidades económicas para los usuarios emprendedores y aventureros que buscan oportunidades de crecimiento.
Hace falta educar al usuario para que comprenda que la historia no es un proceso de cuartos estancos, que no permiten pasos para atrás. El caso energético de Venezuela o México deberían ser alertas para nosotros, pues el tema se ha convertido en una bandera que cada vez va cobrando tonos populistas, donde las soluciones fáciles parecieran las lógicas salidas a momentos de crisis, en vez de abordar las situaciones difíciles para crear un sentido de responsabilidad en los consumidores.
Las soluciones fáciles suelen ser cortoplacistas; se debe educar al consumidor sobre las complejidades técnicas, económicas y financieras que sostienen a nuestro subsector eléctrico. El reto es: ¿cómo hacer que un tema complejo, abstracto y para muchos inteligible sea trasladado a un lenguaje amigable y comprensible para el ciudadano de a pie, que no precisa conocimiento a nivel de maestría o doctorado sobre nuestro sistema eléctrico?
La pregunta pareciera ociosa, pero es en realidad un cuestionamiento urgente. Si tomamos en cuenta que la energía eléctrica está íntimamente ligada al crecimiento económico de los países y que su disponibilidad abre infinitas posibilidades económicas para el consumidor, veremos que el tema no es baladí.
El guatemalteco debe comprender que la energía eléctrica es resultado de un proceso complejo, basado en la solidez del marco jurídico y sobre todo, en la confianza que las transacciones se honren al final del día para no atrofiar la cadena de suministro.
En la CNEE impulsamos el programa educativo Edison sobre energía eléctrica, producido en casa para impactar a estudiantes universitarios y profesionales de instituciones públicas para que sean agentes replicantes.
Desde la unidad de comunicación y desde la unidad de asuntos internacionales se ha buscado interlocutores para que sean caja de resonancia del éxito que ha resultado para el país la Ley General de Electricidad; dentro de esos espacios, el cuerpo técnico y profesional de primer nivel que conforma a la CNEE ha aportado sus conocimientos y años de experiencia de forma amigable y digerible para que los interlocutores puedan familiarizarse con estos temas y ser capaces de transmitirlos a sus redes de influencia, con la intención de crear repetición de conocimiento.
Queda mucho por hacer, como incluir estos temas en los pénsums de educación primaria y secundaria para que los jóvenes puedan ser agentes de cambio, sepan la importancia del servicio de la energía eléctrica y lo usen de forma responsable.