Patricia Quezada
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Los trastornos de alimentación son afecciones graves que se
relacionan con las conductas alimentarias que afectan negativamente la salud, las emociones y la capacidad de desempeñarse en las diversas áreas importantes de la vida, principalmente en la adolescencia y juventud.
Los problemas de este tipo más frecuentes son la anorexia y la bulimia nerviosa, así como el trastorno alimentario compulsivo, los que se caracterizan por fijar excesivamente la atención en el peso corporal, entre otras conductas, que tienen repercusiones considerables en la capacidad del cuerpo para obtener una nutrición adecuada, según la información de Clínica Mayo.
En Guatemala existen pocos datos referentes al tema, pero se conoce que a nivel mundial al menos el 90 por ciento de las personas afectadas por este tipo de trastornos son mujeres entre 12 y 30 años; es decir, adolescentes y jóvenes. Cabe destacar que, aunque la mayoría que sufre estos problemas son mujeres, hay una cantidad considerable de hombres con estas mismas conductas.
Los trastornos alimenticios se desarrollan por factores biológicos, psicológicos, familiares, culturales y sociales.
Según la OMS, además de la preocupación por la comida, el peso y la figura, los trastornos de la conducta alimentaria, que están catalogados como un problema grave de salud mental, pueden producir la muerte prematura por complicaciones médicas o el suicidio, y tiene asociada una mortalidad superior a la de cualquier otro trastorno mental.
Este tema debe alertar a los adultos, quienes muchas veces al seguir con los estándares de belleza impuestos por la sociedad, de forma inconsciente o poco informada, hacen señalamientos o se expresan de forma que pueden llegar a dañar la autoestima de la adolescencia y la juventud; además de estar atentos ante cualquier cambio repentino de personalidad.
Finalmente, se conoció que la pandemia ha impactado la vida y el bienestar físico y mental de la adolescencia y la juventud, lo que ha provocado en varios países el aumento en los casos de trastornos de la alimentación, bajo peso u obesidad; a lo que se le suma que los hospitales están enfocados en la emergencia sanitaria, lo que dificulta el diagnóstico y tratamiento de estas enfermedades.