Israel
Gómez Córdova
Biblioteca INAP
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La existencia de mecanismos que permitan la responsabilización de los funcionarios públicos por los resultados de su gestión está relacionada con la vigencia de una cultura que los haga posibles, originando la promoción de espacios participativos, de diálogo y de cooperación.
Las condiciones sistémicas que generan un ámbito propicio a la rendición de cuentas incluyen, entre otros factores, la transparencia en la gestión pública, la publicidad de los actos gubernamentales, la existencia de un marco normativo que establezca los mecanismos de responsabilización que abarquen a todos los niveles de la pirámide institucional del Estado, y la independencia de las instituciones encargadas de determinar las responsabilidades.
Resulta decisivo el rol de los organismos de control para fortalecer la democracia.
En este sentido, resulta decisivo el rol de los organismos de control para fortalecer la democracia, y cobra relevancia el análisis que en este trabajo se realiza sobre los esquemas institucionales que adoptan las EFS, a fin de dar una orientación explicativa del fenómeno que permita vislumbrar las formas de fortalecimiento de estas organizaciones de cara a contribuir con la consolidación de una democracia de calidad.
Los organismos de control, concebidos como agencias asignadas, se enfrentan al desafío de fortalecer sus herramientas de control, a fin de dar cuenta de información relevante de las gestiones gubernamentales, no meramente formales, sino referidas a la eficiencia de la administración pública.
Es importante dilucidar el cómo llevar adelante estrategias que aseguren un control de fondo, un control real sobre las políticas públicas, fundamentalmente haciendo hincapié en la forma en que los funcionarios deben rendir cuentas y responsabilizarse por las acciones que realizan con los fondos
públicos.
Es impensable considerar al control como una herramienta real de fortalecimiento de las políticas públicas, si el tipo de control del que se trate se limita a la verificación formal de cumplimiento, acorde a una modalidad de gestión burocrática, llamada y definida como de controles clásicos, lo cual no implica que las instituciones y sus procedimientos no sean esenciales; lo que no hay que perder de vista es que las instituciones tienen objetivos y fines que alcanzar, y que los procedimientos son medios para ello.