Ignacio López-Goñi
Catedrático de Microbiología, Universidad de Navarra
Ómicron suena a apocalipsis. La OMS decidió nombrar a las distintas variantes siguiendo el alfabeto griego: Alfa: B.1.1.7; Beta: B.1.351; Gamma: P.1; Delta: B.1.617.2; Epsilon: B.1.427/B.1.429; Zeta: P.2; Eta: B.1.525; Theta: P.3; Lota: B.1.526; Kappa: B.1.617.1; Lambda: C.37; Mu: B.1.621. La siguiente en la lista tenía que ser Nu, pero como sonaba a “New” (nuevo) decidieron pasar a la siguiente, Xi. Pero resulta que el presidente chino se llama Xi JinPing, y mejor no tocarle las narices. La siguiente letra del alfabeto era Ómicron. Por eso, la nueva variante B.1.1.529 se llama ómicron. Y con ómicron llegó el caos.
En momentos de fatiga pandémica generalizada es fundamental recordar que el miedo en la comunicación no suele funcionar. Lo hemos comprobado con el cambio climático: los mensajes catastrofistas acaban aburriendo y mucha gente desconecta, como en el cuento infantil de Pedro y el lobo (no me refiero a Sánchez). Llevamos meses con mensajes apocalípticos: “La variante inglesa del Covid-19 sería 64 por ciento más mortal según un estudio”, “Así es la peligrosa variante sudafricana que ya está en Asturias”, “variante brasileña, el doble de contagiosa y capaz de reinfectar hasta un 60%”, “un experto alerta sobre la cepa californiana: el diablo ya está aquí”. De nuevo, con ómicron es el momento del rigor, la transparencia (decir lo que se sabe y lo que no se saber) y, sobre todo, de proponer soluciones.
Ómicron es mucho más transmisible. Desde que se detectó hace unas semanas, se está expandiendo de forma muy intensa por muchos países.
Parece ser que su crecimiento está disparado, exponencial, y que en unas semanas desplazará a la variante Delta, hasta ahora dominante. Sin embargo, aunque todavía es muy pronto para saberlo, algunos datos sugieren que esa alta incidencia no está suponiendo una mayor mortalidad. Sobre esto todavía hay datos contradictorios y es difícil saber qué ocurrirá. El nivel de incertidumbre sigue siendo muy alto. Es verdad que las hospitalizaciones, ingresos en UCI y fallecimientos ocurren con un desfase de unas cuantas semanas.
Continuará…