Juan Antonio Quezada Gaitán
El país cuenta con una población altamente joven que tiene una
diversidad de necesidades económicas, sociales y políticas por satisfacer; sin embargo, poco se habla de la salud mental de esta población y de los beneficios de invertir en este aspecto de la juventud.
Invertir en la salud mental es primordial para el país, ya que es a través de ella que se logrará tener una juventud mentalmente sana y emocionalmente estable, lo que contribuirá a que las y los jóvenes sean más productivos en todas sus áreas de intervención.
En nuestra sociedad pocas veces se habla de este tema, ya que se tiene la concepción de que las personas, especialmente las y los jóvenes, deben ser fuertes para salir de las adversidades, sin tomar en cuenta que muchas veces se necesita de una ayuda profesional que conozca, estudie y contribuya al bienestar mental y dar muchas veces un punto de vista diferente a los problemas que presenta la juventud, desde su perspectiva como profesional.
La OPS ha señalado que la depresión y la ansiedad cuestan a la economía mundial 1 billón de dólares anuales.
Ser joven en Guatemala y pedir ayuda de un psicólogo o psiquiatra continúa siendo un tabú que es urgente de erradicar, pues mientras que muchos de ellos no reciben esta atención, las estadísticas de casos de depresión, ataques de ansiedad y suicidios en la juventud continúan incrementándose.
Según el documento Impacto de la seguridad en las juventudes, de Conjuve, del total de suicidios reportados por el Ministerio de Gobernación en 2019 y 2020, el 53 por ciento eran jóvenes entre 13 y 30 años, una situación alarmante.
Esta situación de precariedad en la salud mental de las juventudes se agudizó con la pandemia, ya que el confinamiento y el cambio de las actividades diarias afectaron la salud mental de muchos jóvenes a nivel mundial, lo que provocó que varios de ellos llegaran incluso a considerar quitarse la vida.
Es por esta razón que se hace necesario divulgar con más fuerza las acciones que se promueven desde la institucionalidad y otras entidades del país; además de promover campañas de sensibilización para erradicar los estereotipos en torno a la salud mental. Hablar e invertir en la salud mental de la juventud debe ser una prioridad, ya que solo de esta forma se logrará una nación sana y productiva.