Desde la óptica del conductismo social, es un reto para los académicos y estudiosos de la sociedad posmoderna reiterar los preceptos del filósofo George Mead en cuanto al ambiente en la sociedad, experiencia y conducta.
Las aristas sociales, las subculturas que conforman las fronteras interiores de la nación y las diásporas insertas, determinan los fenómenos a observar en este nuevo siglo, para poder entender la conformación de la sociedad de hoy y del futuro inmediato. Sin duda alguna, Mead proporciona una visión para descifrar los acertijos dentro de la dinámica de la posmodernidad. ¿Cómo se conforma la mente desde la concepción de Mead?
Partamos de que los objetivos tienen color, fealdad o belleza con relación al organismo, por lo tanto, la forma y sus ambientes son continuos, la continuidad es lo que es la conciencia, que al final es el producto de un estímulo-respuesta, así de simple, es el planteamiento del filósofo que inserta en su tesis de conductismo una de las reglas de la Mecánica Clásica “para una acción una reacción”. La estimulación o excitación de nuestros sentidos sumado a experiencias van generando una conectividad neuronal que permite tomar conciencia y razonar si el objeto es real o imaginario, si es mayor o menor a nuestra comprensión.
¿Cuál es el parámetro de lo bueno o lo malo?
En este acto de captar imágenes y transformarlas con sus significados y significancia, da la concepción de la mente que a su vez se constituye en archivo de memoria e intérprete de la realidad, limitada a un espacio, tiempo, experiencias y circunstancias, muy apegadas a la tesis orteguiana. La mente, el pensamiento y la personalidad se entrelazan en el lenguaje, que va más allá del gesto, un gesto conector integrador de conceptos, estímulos, significados y otros, que viabilizan la mente del individuo hasta convertirlo en humano, persona y luego en ciudadano.
Es en la práctica, la filosofía de Mead es el lenguaje verbal y/o corporal (gestos) es el transformador medular del ser individual al colectivo. Es en este momento que la mente puede tomar en consideración la actitud del otro, formando las redes hasta constituir las instituciones como el matrimonio y la propiedad, que permiten el diseño y posterior construcción de una sociedad que les dé a dichas conexiones humanas la legitimidad, legalidad y permanencia, lo cual es fundamental para la pervivencia en la nación.
El ambiente social, la experiencia y la conducta proyectan un Yo y un Mí, que es la respuesta a una de las interrogantes planteadas, pero las actitudes de los otros organizados constituyen el Mí y una reacción hacia ellas como un Yo. La sociedad con sus diversas manifestaciones sirve para cerrar el círculo de Mead, en el cual entran los conceptos de reconstruir la experiencia como un acto social repetitivo, que desemboca en conductas aceptadas o no, y que van a poner a la mente en el acertijo de buscar soluciones racionales a dichos problemas.
¿Cuál es el parámetro de lo bueno o lo malo? Otro planteamiento a esta incógnita puede ser ¿qué es lo socialmente aceptado? Esto debido a lo relativo de la posmodernidad, lo que antes era muy sólido, hoy no lo es.
La fragmentación de la familia nuclear y sus variantes, la inclusión de un tercer género y su incorporación dentro de la sociedad y las instituciones. Es en su medida la aplicación de la Teoría de la Relatividad al Conductismo Social de Mead. Se puede afirmar que, debido a las diásporas sociales y subculturas, la aplicación de una sola visión para analizar a la sociedad se queda corta de hecho, miope, debido a las aristas de una sociedad posmoderna, donde la transformación de valores y medios se hacen posible por otras realidades dentro de un mismo espacio físico y de tiempo.
