Como en toda cultura o pueblo, los seres humanos se destacan también en prestar servicio al prójimo y, con el tiempo, los vuelven héroes o venerables. Este es el caso del Mam Ximon, Rilaj Mam, Lexim, el Abuelo o popularmente conocido como San Simón. Cada 28 de octubre con pompa se le rinde fiesta por las bondades y auxilios especiales que reciben sus feligreses como producto de la fe y el culto que día a día se le rinde casi en todo el ámbito nacional.
La tradición oral de nuestros pueblos originarios y algunos ensayos concuerdan que los origenes de Mam Ximon s son de la comunidad maya-tzutujil, asentado principalmente en el municipio que ahora conocemos como Santiago Atitlán, Sololá. Asimismo, se dice de Mam Ximon que su existencia proviene de tiempos prehispánicos y que seguramente era un ajq’ij, un kamalb’e, un kununel re Siwan Tinamit. Mam Ximon es un símbolo de arraigo espiritual pluricultural del país que no debe seguirse satanizando, porque la libertad de creencia es fundamental en una Nación Plural y Democrática, que se ampara en el Artículo 36 de la Constitución Política de la República, que señala: “Toda persona tiene derecho de practicar su religión o creencia…”.
Libertad de creencia es fundamental en una Nación Plural y Democrática.
Para venerar al Mam Ximon, sus fieles lo hacen de muchas maneras como lo hacen la variedad de religiones que se practican en nuestro país; claro que hay variantes que todas o todos los fieles subrayan. Al final, lo que buscan las personas es afianzar su espiritualidad y lo material, para una vida digna y próspera. Mam Ximon no tiene nada que ver con Judas Tadeo de la Iglesia católica, aunque coinciden en fecha en sus celebraciones. Así que nuestros saludos a los seguidores y fieles de Mam Ximon.
Y para cerrar la presente nota, una leyenda sobre Mam Ximon de Santiago Atitlan. Cf. Petrich 1998: 101 “Juan Vásquez Tuiz escribe”: “Los nahuales se alegraron bastante por las cosas buenas que hizo el Ri Laj, pero también estuvieron muy preocupados por las cosas malas que hizo: en ese tiempo, el Rilaj Mam llegaba a hablar con las muchachas del pueblo y para hacerlo se convertía en un muchacho muy guapo. Lo mismo les hacía a los muchachos: cuando los encontraba se convertía en una bella joven, pero cuando los muchachos le hablaban, entonces se convertía en el Rilaj Mam”.