Rebeca Arias Flores
Coordinadora Residente [email protected]
El 26 de junio de 1945, en la ciudad de San Francisco, California, Estados Unidos, fue suscrita la Carta de las Naciones Unidas. Fue durante el acto de cierre de la histórica Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional. El documento entró en vigencia el 24 de octubre del mismo año. Debido a su singular carácter internacional, y las competencias de su Carta fundacional, las Naciones Unidas pudo adoptar decisiones sobre la amplia variedad de problemas que enfrentaba la humanidad en ese entonces y hasta nuestros días.
La Carta de las Naciones Unidas es considerada un tratado internacional que le otorga poderes a la organización, hoy conformada por 193 Estados. Los primeros 51 que suscribieron el documento son considerados Estados fundadores, entre los que debemos contar a Guatemala, que ha sido un aliado de la ONU desde su nacimiento. La Carta recoge los principios de las relaciones internacionales, desde la igualdad soberana de los Estados hasta la prohibición del uso de la fuerza en las relaciones internacionales. El documento define los propósitos y principios de la organización como: “1) Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz; 2) Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otros medidas adecuadas para fortalecer la paz universal; 3)Realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión; y 4) Servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos propósitos comunes” (Artículo 1).
En 1945 nació el organismo multilateral más importante que la humanidad haya podido crear.
Es sin duda el preámbulo el que tiene un enfoque visionario, cuando expresa: “Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la humanidad sufrimientos indecibles, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del ser humano, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional, a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad, y con tales finalidades a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos, a unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales…”
Hoy, a 76 años de ese histórico momento, el Secretario General de las Naciones Unidas ha lanzado la Agenda Común para enfrentar los grandes desafíos globales como son la pandemia, la crisis climática, los conflictos, la pobreza, la exclusión entre otros, con un multilateralismo revitalizado que tenga al centro de los esfuerzos a las Naciones Unidas.
Cumplir con los doce compromisos de la Agenda Común que están alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible es la ruta que debemos seguir para abordar eficazmente los desafíos globales. Hoy celebramos el Día de la ONU, con el compromiso renovado de continuar trabajando para alcanzar el bienestar y el camino hacia la dignidad de todas las personas. Feliz Día de la ONU.