lunes , 25 noviembre 2024
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La electricidad en Guatemala (XXVI)

Rodrigo Fernández Ordóñez 

Director Presidente

Comisión Nacional de Energía Eléctrica

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Ante la apremiante crisis que ocupaba al gobierno de Cerezo, se buscó solucionar de alguna forma la situación delicada que estaba llevando al INDE a la quiebra, arrastrando la estabilidad financiera de todo el Estado. Uno de los primeros pasos en esa dirección fue la emisión de la Ley de Fomento al Desarrollo de Fuentes Nuevas y Renovables de Energías, Decreto 20-86, de acuerdo al historiador Javier Calderón. Sin embargo, el gobierno de Cerezo no logró empujar un paquete de reformas en el sector eléctrico; apenas se logró conformar un Comité Coordinador del Sector Eléctrico, cuyo objetivo fue mejorar el sistema existente.

La generación de energía mejoró con la entrada en operación de la Hidroeléctrica Chixoy, tras superar muchas dificultades. Su entrada permitió sacar de operación otras unidades poco eficientes como la Planta La Laguna, para finalmente poderles dar mantenimiento. No obstante, en materia de las tarifas de energía, la política fue de aumentarlas para cubrir los costos de combustible para los generadores y para otros como EEGSA y poder comprar electricidad al INDE.

El país sufrió en total 39 días sin luz. 

En esta situación asumió la presidencia el ingeniero Jorge Serrano Elías (1991-1993), quien desde el mismo inicio de su mandato se vio absorbido por los esfuerzos para abastecer la creciente demanda de energía eléctrica del país y poder honrar las deudas asumidas por el INDE y la EEGSA, según la historiadora Rachel McCleary en su libro Imponiendo la Democracia: las élites guatemaltecas y el fin del conflicto armado.

Las perspectivas eran poco alentadoras. Solo durante el último trimestre de 1991, el país sufrió en total 39 días sin luz. El presidente Serrano creó de emergencia una comisión que evaluara la crisis y propusiera soluciones para corregir las notorias deficiencias. Esta Comisión le presentó un proyecto de ley a Serrano Elías en el que se recomendó la desmonopolización de la generación y distribución de la electricidad, “pero Serrano Elías no tomó ninguna acción con base en ella…”, apunta el historiador Javier Calderón. La solución inmediata fue el alza de las tarifas que, según McCleary: fueron incrementadas un promedio del 47 por ciento en 1991 y en 1992 fueron incrementadas un 20 por ciento; cada incremento, aprobado en medio de negociaciones políticas tensas entre el Congreso y el Ejecutivo. El modelo había quedado totalmente superado y era inútil esperar soluciones políticas a un problema que notoriamente era de carácter técnico y económico. 

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