sábado , 23 noviembre 2024
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Un mundo feliz

Frank Gálvez 

Locutor y periodista [email protected]

El pasado 1 de agosto se conmemoró el Día Mundial de la Alegría, el cual fue establecido en 2010 y sirve para recapacitar sobre la importancia de tener en mente este sentimiento a cada instante, para así apreciar su poder transformador. Pero, ¿qué es la alegría en una era de deseos liberados y necesidades prefabricadas? A pesar de que los ciudadanos en democracias de mercado modernas se sienten satisfechos con su progreso material, muchos están embebidos en un espíritu de infelicidad. Brandon Hidaka, en su investigación académica Depression as a disease of modernity: explanations for increasing prevalence, evidencia la subsistencia de una marea creciente de depresión clínica en las sociedades más avanzadas. Aunque nuestros sistemas políticos y económicos se basan en la filosofía utilitarista de la prosperidad, parecen en última instancia haber contribuido a nuestra insatisfacción propia. Asimismo, y basándose en una amplia investigación, Robert Lane presenta una tesis fascinante en su libro The Loss of Happiness in Market Democracies, donde explica que las principales fuentes de bienestar de las economías avanzadas son las amistades, la familia y la buena salud, y que, una vez que se supera el nivel de pobreza, un ingreso mayor no contribuye casi en nada a la felicidad. 

”Puede que el dinero no compre la felicidad, pero prefiero llorar en un Jaguar que en un autobús.“ Françoise Sagan Quoirez.

De hecho, a medida que aumenta la bonanza, se origina un tremendo desgaste en la solidaridad y la integración, pues las personas desconfían cada vez más unas de otras. Lane insta en sus conclusiones a que modifiquemos nuestras prioridades, para aumentar nuestros niveles de camaradería, incluso a riesgo de reducir nuestros hábitos monetarios. Y aunque es cierto que el dinero no compra la felicidad, debemos admitir que en la actualidad aumenta las oportunidades de desarrollo, si es manejado con sabiduría. Dicho esto, ¿es acaso necesario sacrificar lo material para ser plenamente feliz? No necesariamente. Pero las ventajas de vivir frugalmente son muchas, como el apreciar las cosas pequeñas de la vida, el no comprar cosas que no son necesarias o son imposibles de pagar y, sobre todo, el aprovechar el tiempo al máximo. No se trata de renunciar a lo que nos gusta, sino de cambiar hábitos para dejar entrar nuevos aires a nuestra historia personal. Una nueva perspectiva donde no renuncias a lo terrenal, pero dejas de enfocarte solo en ello para ver todas las facetas que la existencia puede brindar. Ya lo decía Jim Rohn: “Aprende a ser feliz con lo que tienes mientras persigues lo que quieres”.

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