Néstor A. Larrazábal B.
La electromovilidad es una realidad. A veces, una realidad aumentada. Dentro de la gama actual se encuentran las motorizaciones eléctricas, híbridas,híbridas leves y FCEV (celdas de hidrógeno), todas ellas tecnologías de alto precio actual. De esa cuenta, el costo del transporte puede ser rentable a mediano y largo plazo; sin embargo, en la actualidad está en una etapa
primaria.
Los grandes retos por enfrentar son varios, dentro de los cuales deben mencionarse: la conversión de tecnología para prolongar el ciclo de vida útil del carro.
Si se tiene una estrategia de obsolescencia rápida, los vehículos se depreciarán en poco tiempo. Un ejemplo de esto son los teléfonos celulares, cuyo uso apenas llega a unos 18 meses. Los vehículos deben tener un ciclo de al menos 5 años, para poder depreciarse contablemente.
La variable cultural es otro tema primordial, porque la electromovilidad conlleva la conducción autónoma y compartir el vehículo con otros usuarios, incluso sin la presencia del dueño presente. Este esquema rompe con el paradigma de considerar al auto una extensión de su hogar. Una expresión del carácter, del logro social y de la capacidad económica, para enfocarlo en el más puro sentido del transporte: ir del punto A al punto B, de manera segura, económica y sustentable.
Los autos ecoamigables apenas llegan al 2 por ciento del parque motriz mundial, pero ocupan más del 30 por ciento del espacio noticioso.
Así mismo, la reutilización de baterías es tan importante como la cantidad de electrolineras o estaciones de recarga. Es pertinente un programa integral para incluir todas las variables participantes desde la generación hasta el reciclaje, pasando por la obligatoriedad de establecer procesos de huella de carbono cero en las plantas de los proveedores de partes. Es decir, todo el mundo automotriz integrado.
Los políticos norteamericanos han establecido como fecha límite el año 2050 para la movilidad ecoamigable. Desde luego, esa fecha se ha venido corriendo cada 5 años: antes se establecía el 1995 como el año el cambio radical de los autos eléctricos.
Luego se postergó al 2000, después al 2010 y así, se ha venido corriendo conforme el horizonte establecido se acerca más y más.
Por lo tanto, es preciso pensar en una fecha establecida por la demanda de vehículos verdes, lo cual podría darse cuando sus precios sean más asequibles.