Pablo Salazar Canelos
Representante de País del Fondo de Población de las Naciones Unidas UNFPA
Las personas adolescentes y jóvenes constituyen hoy la población de jóvenesmás grande de la historia: 165 millones en América Latina y el Caribe. En Guatemala, las proyecciones para el año 2021, con base en el Censo de Población y Vivienda 2018, indican que son 6.04 millones los adolescentes y jóvenes, en los rangos de edad de 13 a 30 años, que representan 3 de cada 10 personas que habitamos este país. No todas las juventudes son iguales, ni tienen las mismas oportunidades; existen grandes diferencias entre las condiciones en zonas rurales y urbanas, así como por su autoidentificación.
Invirtamos en las juventudes: un llamado nacional.
Caracterizando a las juventudes diversas, podemos mencionar que, de este grupo, 2,557,447 se identifican como mayas; 3,345,254 ladinos; xinkas 108,272; 7,924 garífunas y 11,281 afrodescendientes. De estas personas, quienes se autoidentificaron ladinas tienen un promedio de 8.5 años de educación, mientras quienes se identificaron mayas, solo 6.4. Asimismo, 7 de cada 10 hombres y 3 de cada 10 mujeres son parte de la Población Económicamente Activa. Sin embargo, no todos acceden a un empleo digno.
Uno de los hechos que aleja a las adolescentes y las jóvenes del empleo es la maternidad temprana. En unos días, 11 de julio, estaremos conmemorando el Día Mundial de la Población, fecha aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989 para aumentar la conciencia sobre las cuestiones de población, incluidos sus vínculos con el medioambiente y el desarrollo. UNFPA fue la agencia designada para promover esta conmemoración a nivel global, bajo el amparo de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo. Es en este marco que, junto a instituciones aliadas, nos sumamos a un llamado a la acción para la inversión en adolescencia y juventud, reconociendo el cambio en la estructura de edades de la sociedad guatemalteca y la necesidad apremiante de tomar en consideración estos cambios en la planeación del desarrollo y en las decisiones de inversión de todos los sectores, llevando al país al aprovechamiento del bono demográfico, una oportunidad única en la historia de Guatemala que puede acelerar su ritmo de desarrollo. Para ello tenemos la oportunidad de comprometernos a poner fin a las desigualdades, para que cada persona joven esté empoderada para tomar decisiones informadas y construir su desarrollo pleno, contribuyendo al desarrollo de su comunidad y del país. Esta iniciativa pasa por evitar la exclusión social y territorial de las juventudes; trabajar conjuntamente con las autoridades educativas, para formar la fuerza laboral del futuro; aumentar la cobertura, calidad y pertinencia de la educación secundaria, en especial de las adolescentes y mujeres jóvenes, ya que su avance educativo contribuye a prevenir muertes maternas y neonatales, embarazos adolescentes y promueve el desarrollo de las familias y sus comunidades, y facilitar, la transición de las personas jóvenes al empleo, en especial de las mujeres jóvenes.
Simultáneamente, necesitamos visibilizar a adolescentes y jóvenes en los procesos de toma de decisiones y valorar sus contribuciones a la sociedad; encontrar nuevas maneras de encauzar su dinamismo, facilitando el acceso a niveles de educación más altos y a los apoyos para encontrar empleo decente y emprender. Esta iniciativa está alineada con el acuerdo global que representa la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y la Estrategia de las Naciones Unidas Juventud 2030, que tiene como objetivo aumentar las acciones a todo nivel para satisfacer las necesidades de adolescentes y jóvenes, contribuir al ejercicio de sus derechos y aprovechar su potencial como agentes de cambio. Hago un llamado a la acción para liberar el potencial de las personas adolescentes y jóvenes e invertir en juventud: hoy, estos jóvenes representan 6 millones de razones para hacerlo.
