Francisco Salguero
El 19 de diciembre de 2019, en Resolución de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, se aprobó decretar el 2021 como Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible. Pero cuál es la razón por la que la ONU lo haya nombrado así, y haya iniciativas en toda América Latina para impulsar a las industrias creativas. La razón es simple.
Promover las actividades económicas basadas en el conocimiento es promover la creatividad, las ideas, el conocimiento especializado e impulsar el desarrollo de tecnología y soluciones innovadoras disruptivas.
El concepto de Economía Naranja tuvo un impulso muy fuerte luego del lanzamiento del libro La Economía Naranja, la Oportunidad Infinita, lanzada por el BID en 2013. El valor de este libro radica en que puso sobre el mapa el valor de todas aquellas actividades y servicios que usamos día a día que generan empleos, riqueza y valor para nuestros países y no nos habíamos dado cuenta.
Los espectáculos como el teatro, la danza, los conciertos y demás actividades escénicas son impulsores de economía local, involucran a todo tipo de personas, sin discriminación, y llevan impregnados riqueza cultural invaluable. Es necesario e imperante promover nuestra gastronomía, nuestros bosques, playas, sitios arqueológicos, ricos en historia y biodiversidad, deben ser promovidos para que todo el mundo venga a conocernos.
Promover las actividades económicas basadas en el conocimiento, es promover la creatividad y las ideas.
Así como comunicar y publicitar a nuestros escritores, actores, músicos, cineastas y demás artistas, quienes deben y merecen ser promovidos a nivel mundial, comunicando al mundo que somos buenos, que hay talento y que debemos ser escuchados.
Y, por último, Guatemala debe comunicar al mundo que hay talento digital, ingenieros, programadores y personas talentosas para la generación de software, aplicaciones y soluciones de primer nivel que compiten globalmente.
Por eso debemos creer en nuestros amigos, compañeros y familiares que se desempeñan en algunas de estas ramas de las economías creativas, a través de la promoción y contratación de sus servicios, recomendarlos e incentivarlos a que persigan su sueños, quién sabe si en los próximos años Guatemala sea el nuevo Silicon Valley, tendremos una avenida principal llena de teatros y espacios culturales, o algún departamento de Guatemala esté lleno de estudios cinematográficos donde artistas, locales y extranjeros, se sienten en una mesa a degustar nuestra gastronomía, mientras escuchan las notas de nuestra música.