Hernán Cheyre
Director del Centro de Investigación Empresa y Sociedad (CIES)
Luego de la elección pasada en Chile, el foco de atención se ha volcado naturalmente hacia el tema constitucional, siendo ello entendible por cuanto el nuevo texto va a enmarcar nuestro futuro orden institucional. Pero como el país debe seguir funcionando, no deben dejarse en un segundo plano los temas que requieren de una mayor atención en el corto plazo. En el plano económico, no cabe duda de que la entrega de ayuda a las personas y Pymes, que se han visto afectadas por la pandemia, debe seguir ocupando un lugar prioritario. Pero, como es bien sabido, el problema de fondo no se va a resolver con la entrega de bonos transitorios.
El principal desafío pendiente consiste en lograr que las fuentes más estables de generación de ingresos (como los empleos de calidad) recuperen el dinamismo perdido, lo que no está ocurriendo. Luego de la fuerte caída en la actividad económica del año pasado, la mayoría de las estimaciones apuntan a que el crecimiento en la producción durante este período va a permitir recuperar lo que se perdió en 2020.
El principal desafío pendiente consiste en lograr que las fuentes más estables de generación de ingresos recuperen el dinamismo perdido.
Sin embargo, en lo que respecta a la ocupación, las perspectivas son menos auspiciosas, tomando en consideración que hay todavía aproximadamente un millón de empleos que no se han logrado recuperar, por razones que son de variada índole: el estancamiento que persiste en sectores de servicios que se han visto especialmente afectados por las restricciones a la movilidad; una mayor cautela de parte de quienes toman la decisión de contratar, en un escenario muy incierto, y cambios en los modelos de negocios que están migrando hacia soluciones que privilegian el uso de plataformas digitales, las que actúan en contra del trabajo presencial tradicional. En ese contexto, lo urgente no debe dejar de lado lo importante. Es por ello que resulta imperativo avanzar, no solo en una agenda de “mínimos comunes”, sino que también en una de “máximos comunes” que aborde problemas de fondo pendientes de solución en la lógica de buscar “lo máximo” que se pueda concordar para avanzar en este desafío fundamental de recuperar la capacidad de crecimiento económico y de generación de empleos. Esto pasa por revisar y perfeccionar los mecanismos vigentes de subsidio a la contratación, pero también debería incluir la incorporación de adecuaciones en la legislación que permita a las Pymes y emprendedores contratar trabajadores con la flexibilidad requerida para un mejor desarrollo de sus actividades. Y en el ámbito del crecimiento propiamente, sin desconocer el efecto inevitable que deriva de la incertidumbre constitucional, perseverar en todas aquellas materias en favor del desarrollo de la actividad emprendedora que hoy día tienen apoyo transversal.