Jorge Antonio Ortega G.
La dinámica que desembocó en la independencia tiene muchas aristas; entre ellas se dan eventos externos como internos que contribuyen a la culminación de vasallaje y darle inicio al proceso de formar al ciudadano para la construcción de un proyecto de nación.
En el momento culminante del 15 de septiembre de 1821 se encontraban ya en conflicto las líneas de pensamiento, siendo el abanderado de los conservadores el licenciado José Cecilio del Valle, quien en forma hostigada promulgaba su discurso de mantener a las provincias de Centroamérica sujetas a la Corona española, contra la voluntad de la mayoría de los habitantes centroamericanos.
Un error político que dio dividendos inmediatos fue la anexión a México, el 5 de enero de 1822, y con ello llega la discusión a lo largo y ancho del Istmo que motivó a que El Salvador entrara en la polémica, separándose de las provincias centroamericanas y desconociendo la anexión. Dos de sus departamentos, Santa Ana y San Miguel, se separarán de dicha provincia, los cuales fueron sometidos a través de las armas salvadoreñas. De igual forma, los gobernadores de Honduras, Nicaragua y Chiapas se negaron a dar cumplimiento a las órdenes del brigadier Gabino Gaínza, quien mantenía el poder político y militar de América Central en ese momento crítico. Las contravenciones se dieron en el seno de la Asamblea y en la Junta Provisional en vez de sentar las bases sólidas para el diseño de una región próspera, segura y en paz que aceptara los desafíos del futuro, pero muchos de los políticos conservadores del momento optaron por la anexión.
Mientras en el ámbito militar la dinámica de la anexión al Imperio de Iturbide se fue fragmentando, la conflictividad escaló en un escenario innecesario de guerra, debido a las dos provincias salvadoreñas que estaban dispuestas a la anexión; esto provoca que el coronel Arce con su ejército se dispusiera a someter a Santa Ana, acción que aprovechó el sargento mayor Abos Padilla para evacuar dicha plaza, evitando así todo encuentro de armas. La toma de la plaza por el coronel Arce sin incidentes le permite redactar un acta contra la anexión al imperio mexicano.
Las operaciones continúan y las tropas de Sonsonate ingresan en territorio guatemalteco. Arce, sin mayor respeto a la legislación vigente en esa época, viola el territorio nacional, ataca y vence a las tropas salvadoreñas en la hacienda El Espino, situación que Gaínza tomó como un acto de guerra, una ofensa a la soberanía guatemalteca y una invasión al territorio nacional, a lo cual dio respuesta de forma inmediata declarando la guerra a El Salvador; se organizó una división con lo que se abrieron las operaciones militares al mando del coronel don Manuel Arzú, el 19 de abril de 1822.
El ejército expedicionario guatemalteco se involucró en una operación para lo cual se organizó y entrenó durante dos meses. La primera plaza de importancia estratégicapor tomar fue la de Santa Ana, la cual tomó con suma facilidad y donde se acantonó en espera de las unidades de la artillería de Sonsonate. La pérdida de tiempo en espera de otras unidades y demoras en las marchas permitió a las fuerzas salvadoreñas replegarse y fortalecer la defensa de la capital, con una defensa fija en profundidad. Las tropas guatemaltecas evaden dicha defensa y utilizando rutas alternas, logran llegar y tomar parte de la ciudad, donde provocan una serie de encuentros fortuitos que no definían la situación y que, al contrario, generaron confusión entre los oponentes. Se termina la confrontación sin definir la victoria y a la espera de refuerzos. Las guerras en el Istmo centroamericano serán el común denominador luego de la independencia.