La República es una de las obras más famosas de Platón, en la cual nos habla de cuatro virtudes principales: la sabiduría, el coraje o fortaleza de ánimo, la templanza y la justicia. Así, la teoría política de Platón ha sido el fundamento de especulaciones acerca de la naturaleza y de las características del Estado, ya que el fundamento del Estado platónico es un principio de orden ético, pues la política de Platón se funda sobre la concepción de un cierto orden de los valores humanos que expresa una moral.
En definitiva, la aspiración suprema del orden político platónico es la creación de un orden moral para la realización de la virtud. Otro de los filósofos que estudiaron la ética es Aristóteles, quien sostiene que el fin del ser humano es descubrir
la felicidad.
La virtud que establece Aristóteles para llegar a esa felicidad es la prudencia. La prudencia hará que haya un justo medio entre un vicio por defecto y por exceso. A diferencia de sus maestros Platón y Sócrates, Aristóteles indicaba que la prudencia no es lo mismo que la razón, ni que saber qué es lo bueno es suficiente.
La persona sabia es prudente si lo pone en práctica, no concibe que haya una persona que sepa qué es el bien y no lo haga. Si se conoce el bien y no lo hace, es una mala persona o ignorante.
La razón es la capacidad teórica, lo que utilizamos para conocer. La prudencia es el intelecto práctico, que tiene que ver con hacer lo bueno. Aristóteles parece hacer distinción entre la capacidad teórica y la capacidad para resolver problemas de forma concreta.
La persona sabia es prudente, si lo pone en práctica, no concibe que haya una persona que sepa qué es el bien y no lo haga. Si se conoce el bien y no lo hace, es una mala persona o ignorante.
Así, para Aristóteles pueden existir personas cultas y teóricamente muy bien preparadas que son muy malas personas y pueden existir personas poco inteligentes y sin formación, que pueden tomar decisiones de forma correcta y así se convierten en bellas personas.
Kant trata también un sistema ético en sus obras: Crítica de la razón práctica y Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres.
En esta última obra indica que, dado que todos queremos ser felices, la búsqueda de la felicidad no se debe considerar como un deber, ya que un deber implica coerción
hacia un fin.
Kant nos invita a pensar desde la ética formal a establecer nuestras propias reglas desde un criterio llamado imperativo categórico.