La proyección del porvenir del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) tiene su asidero en lasexperiencias acumuladas en los temas de Seguridad y Defensa del istmo centroamericano, un pasado en común, un presente a compartir y un futuro a construir. Las oportunidades y amenazas van de la mano. Es la integración en sí, una medida política de Defensa y Seguridad, que va en resguardo directo de un futuro promisorio para las nuevas generaciones centroamericanas.
Los retos que se bosquejan en la postmodernidad, la instalación de la globalización y la urgencia de la integración para enfrentarla son, al final, los elementos que constituyen el combustible para darle vida a una unidad política que diseñe la solución a la problemática derivada de la nueva arquitectura de protección de intereses y objetivos estratégicos en
Centroamérica.
América Central en conjunto se encuentra sumergida en cambios sorprendentes, algunos sin precedentes y vertiginosos, como la instalación de la paz y la democracia como binomio indivisible. El fin de los conflictos internos permiten ver a la región como una zona de oportunidades, con ventajas geopolíticas que van desde lo privilegiado del clima, su condición de puente natural entre Norteamérica y Sudamérica, el acceso a los océanos Pacífico y Atlántico, la biodiversidad y su riqueza natural son condicionantes de valor absoluto para generar políticas de desarrollo sostenible y de protección en lo regional.
Los antecedentes de la integración son necesarios, de lo realizado en el pasado de la región, de hecho, se puede afirmar que la Seguridad y la Defensa no son términos nuevos para los centroamericanos.
Basta revisar la historia que involucra el accionar de los piratas en las costas del istmo, y la respuesta conjunta a esta amenaza regional. Luego de este primer ejercicio de Seguridad y Defensa, Centroamérica se ve afectada por la invasión de William Walker y sus tropas (1854-1857), responden con la integración de una fuerza militar centroamericana que desarrolla un conflicto para expulsar a los invasores y liberar a la región de esta amenaza.
El sueño de la unión, cooperación e integración de los centroamericanos ha pasado por todas las herramientas posibles; de hecho, hay un intento realizado por la fuerza.
El gobierno guatemalteco, encabezado por el general Justo Rufino Barrios, proclamó la Unión Centroamericana a través del Decreto del 28 de febrero de 1885, iniciando la Campaña Unionista, con los resultados lamentables que la historia nacional relata.
Los tiempos cambian y un momento histórico significativo para los centroamericanos es el proceso iniciado en 1951 con la firma de la Carta de San Salvador, reformada por la Carta de Panamá, y las diversas alianzas que dan paso a la conformación del Mercado Común Centroamericano (MCCA), al Consejo de Defensa (Condeca) y otros. La integración de mediados del siglo pasado es conocida como el Sistema de Primera Generación, que dio vida al referente de la Organización de Estados Centroamericanos (Odeca).
Todos estos esfuerzos marcaron la ruta hacia la unión, pero la inconsistencia política de los gobiernos, la desatención social, las interferencias e intereses externos en la región y otros factores, confabularon para impedir el desarrollo de esta experiencia integradora, que permitía la afluencia de todos los actores del quehacer de los centroamericanos.
Debido a lo anterior, la situación regional degeneró en conflictos entre y dentro de las naciones centroamericanas, las relaciones se debilitaron y en algunos casos se rompieron y, como efecto directo, el prototipo de integración de Centroamérica debió esperar mejores tiempos, con vientos favorables para iniciar otro ejercicio de unificación a través del diálogo, como herramienta básica e indispensable para la solución de las controversias.