Por: Manuel Noriega
El 10 por ciento de Apple por 800 dólares. También hay Smiths en otros ámbitos, en la tecnología, por ejemplo. A veces se toman malas decisiones, pero hay pocas malas decisiones que cuesten tanto, como la de Ronald Wayne respecto a Apple en 1976.
Wayne es el tercer y desconocido cofundador de la compañía de la manzana. Se unió a Apple, según la CNBC, para supervisar la ingeniería mecánica y la documentación. A cambio recibió una participación del 10 por ciento de la empresa que decidió vender, solo 12 días después, por 800 dólares, a Steve Wozniak.
Steve Jobs había pedido un préstamo de 15 mil dólares para comprar suministros con los que fabricar los ordenadores que se había comprometido a proporcionar a una tienda que, según contó Ronald a Business Insider, tenía fama de no cumplir con los pagos. “Si no nos pagaban, ¿cómo íbamos a devolver los 15 mil dólares?”, dice en una entrevista publicada en Business Insider.
Jobs y Wozniak no tenían con qué hacer frente a una posible deuda, pero él tenía cuenta corriente y una casa. “Eso significaba que yo era responsable si todo saltaba por los aires. Pero esa no era la razón por la que saqué mi nombre del contrato. Sabía que estaba a la sombra de dos gigantes”, añadió.
Wayne afirmó que se dio cuenta de que nunca tendría sus propios proyectos, que acabaría ocupándose del papeleo y que no era así cómo se imaginaba el futuro.
Hay otro capítulo de Apple dedicado a quien ahora podría haber sido rico gracias a ella. Su protagonista es Nolan Bushnell. Él fue el primer jefe que Jobs tuvo en Atari, compañía que fundó, y al que acudió cuando quiso poner en marcha su propia compañía.
Jobs ofreció a Bushnell un tercio de Apple, por 50 mil dólares. Él rechazó la oferta. Pero tampoco parece arrepentirse. “No estoy seguro de que si hubiera sido súper, súper, súper rico, hubiera tenido todo eso”, según publicó la cadena ABC en 2013.
También hay un Wayne o Bushnell en otra de las grandes tecnológicas de hoy en día. Se llama Joe Green y su Apple es Facebook. Green fue el creador, junto con su compañero de habitación, Mark Zuckerberg, de la página en la que clasificaban a sus compañeras según su físico con fotos extraídas sin permiso de los directorios digitales de la universidad.
Cuando Mark le pidió que participase en Facebook, le dijo que no. Un “no” valorado en varios cientos de millones de dólares, aunque encontró su propio camino y dijo no haberse arrepentido.
Tras este “proyecto” y las consecuencias lógicas que trajo consigo, el padre de Green le aconsejó que no se embarcase en más aventuras con Zuckerberg.
“Nos metimos en un pequeño problema con el proyecto anterior y mi padre, que es profesor, no estaba muy contento con la perspectiva de que me expulsaran”, dijo Green a ABC News en 2012